«Sin importar cuántas veces cayera, me levantaba todas y cada una de ellas.
No iba a parar de intentarlo.
Nunca.»
[ TRILOGÍA MORTAL - LIBRO I ]
OBRA PROTEGIDA BAJO DERECHOS DE AUTOR.
Prohibida su copia, adaptación, distribución, total o parcial en...
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CAPÍTULO 33
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El sábado llegó. Y con él, aquella importante misión a la que, como equipo, debíamos enfrentarnos.
Para Morgan no fue difícil conseguirnos identificaciones falsas e incluirnos en la lista de invitados a Carter y a mí. Aquello me otorgó una visión más amplia de cómo C.E.L.E.S.T podía estar en cualquier lugar, si así se requería.
Todos los detalles de la misión fueron afinados y el plan estaba trazado a la perfección. Aun así, al igual que siempre, debíamos estar preparados para cualquier contingencia. Las cosas podían suceder de manera diferente o salirse de lo planeado. Por tanto, siempre debían existir rutas alternas. Estábamos entrenados para seguir órdenes y apegarnos al plan, pero también para improvisar si la situación lo ameritaba.
Y ya que se trataba de un evento social, debíamos ir vestidos acordes al tema. Me fue confeccionado un vestido especial para esta misión. En él podía guardar un par de armas sin que se notaran, además tenía un tipo de short por debajo, lo cual me facilitaría los movimientos en un escenario de pelea cuerpo a cuerpo. La tela era de color negro y su diseño era bonito y discreto. Llegaba unos dedos por encima de las rodillas, era ajustado en la cintura y no tenía mangas. Los zapatos fueron menos problemáticos de lo que esperaba. Había pasado años sin usar un calzado alto, pero los manejé bien.
Para mi buena suerte, Chelsea me ayudó con el cabello y el maquillaje. Sabía que estaba en buenas manos, ella siempre lucía un buen maquillaje. Yo no me maquillaba, no porque no me gustara, sino porque jamás aprendí a hacerlo. Mamá solía ataviar su rostro con maquillaje, pero yo no veía más que pinturas y muchas brochas. No tuvimos tiempo de compartir aquello.
—Ya está —dijo Chelsea, orgullosa de su trabajo—. Te ves preciosa y solo nos tomó veinte minutos. En C.E.L.E.S.T, con tanto trabajo, he tenido que aprender a arreglarme en tiempo récord —rio por lo bajo—. Además, eres muy bonita. Te verás genial con cualquier cosa.
Sonreí al escuchar sus palabras.
—Gracias, Chelsea, aunque no imaginé que tendría que vestirme así para una misión —admití.
—Parte de nuestro trabajo es ser espías —expresó, con una pequeña sonrisa—. Siempre debemos infiltrarnos en diferentes lugares. Algunas veces lo hacemos desde la distancia, meramente con tecnología. Otras, debemos enviar agentes a lugares aislados y repletos de hostiles. Esta misión tiene un poco de ambas... Pero en un tono absolutamente discreto. Ninguno de los invitados sabrá lo que está sucediendo.
Tomé un poco de aire, sintiendo cómo se hinchaba mi pecho. El asentimiento que realicé fue un movimiento intrascendente, pero aquellas palabras se quedaron haciendo eco en mi cabeza.
