CAPÍTULO 37

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CAPÍTULO 37

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CAPÍTULO 37

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—¿Muerto? —repetí, apenas procesando aquella revelación.

Chelsea se giró hacia mí y asintió con lentitud. Estaba recuperando el aliento. Debió correr desde el elevador hasta ahí.

—Su cuerpo fue encontrado en una zona boscosa adyacente al río de Green Valley —explicó—. Tenía múltiples contusiones y un disparo en la frente.

—C.O.A.A.T lo hizo —concluyó Morgan. Su expresión era rígida, mientras que sus ojos grises se extraviaban hacia algún punto al azar de la sala.

—Tengo el reporte preliminar de las autoridades y pronto contaré con el informe forense, Director —agregó Chelsea—. ¿Qué quiere que haga?

Morgan inclinó el rostro en un gesto de afirmación y mantuvo las manos detrás de su espalda. Por su mente no solo debían estar corriendo todas las posibilidades, sino también todo lo que esto implicaba de ahora en adelante.

—Envíamelo en cuanto lo tengas, Edwards —pidió, finalmente—. Debes sumar a tu búsqueda toda la información que encuentres.

Chelsea mordió su labio inferior mientras sostenía el aparato contra su pecho. Estaba nerviosa.

—Entendido —respondió.

Tantas preguntas pasaron por mi mente en aquel momento. Algunas no tenían respuestas, pero otras sí. Y eran más que evidentes. Tener a Kenneth Olander libre y a Peter Bertone muerto implicaba un enorme riesgo. Él nos hubiese proporcionado información crucial sobre C.O.A.A.T.

Los tuvimos a ambos en nuestras manos, pero con esto sentí que volvíamos al principio.

Más vidas corriendo peligro.

—Necesito retirarme, Morgan —dije, por lo bajo.

El Director tan solo asintió. En ese preciso momento, mi presencia no era de ninguna utilidad ahí. Debíamos esperar a que Chelsea recibiera nueva información y la reuniera. Hasta entonces, Morgan podría trazar un nuevo plan.

Pero yo sabía que el tiempo no estaba a nuestro favor. No podíamos darnos el lujo de esperar demasiado.

Abandoné la sala de operaciones con aquellos pensamientos en mente. Ni siquiera tenía claro hacia dónde me dirigía. En mi condición, no podía usar los entrenamientos como una vía para drenar energía mental y física, así que no profesaba algo de tranquilidad en un buen rato.

Cuando me acercaba al elevador, Chelsea me detuvo. Había colocado una mano en mi antebrazo y sus ojos mieles reflejaban su angustia. Pero intuí que esta iba más allá de lo que ella dijo instantes atrás.

Agente MortalWhere stories live. Discover now