Capítulo 4

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Después del encuentro tan extraño que había tenido con aquella mujer Manuel se reunió con Emmanuel en la biblioteca de la casa, su mejor amigo le contó todo lo que había pasado en la fiesta y no podía creer lo ambicioso que era su primo, ahora más que nunca necesitaba encontrar una esposa para casarse cuanto antes, al saber que ya había llegado Isabel y Hanna decidieron reunirse con ellos.

Manuel: Hola, que tal la fiesta? -Bromeó.

Isabel: No te rías, que vamos a hacer? -Le preguntó preocupada.

Hanna: Gerardo nos va a dejar en la calle -Dijo con la misma preocupación.

Emmanuel: Creo que será mejor que los deje solos -Se despidió.

Manuel: No te preocupes que tú también eres parte de la familia -Lo detuvo.

Isabel: Estamos en problemas -Dijo mientras se tiraba al sillón.

Hanna: De verdad no puedo creer que vaya a casarse -Suspiró.

Manuel: No se preocupen -Las miró. De alguna manera yo voy a solucionar esto -Les prometió.

Emmanuel: Manuel siempre sabe cómo salir de los problemas -Asintió.

Isabel: Pues solamente que encuentre el amor mañana y se case la siguiente semana se podría solucionar esto -Sonrió sin ganas.

Hanna: A eso le llamaría yo un milagro -Bufó.

Manuel: Confíen en mi, Gerardo no se va a salir con la suya -Dijo sinceramente.

Cuando terminaron de hablar las chicas se despidieron y Manuel acompañó a Emmanuel a la salida, todos se metieron a sus habitaciones mientras la fiesta seguía, no les importaba festejar nada, solo querían descansar de aquel día tan pesado y extraño, Manuel como todas las noches antes de dormir se la pasó dando vueltas en la cama, no podía sacar de su mente a la mujer con la que había chocado en el jardín, le causaba mucha curiosidad saber que tenía que ver con Gerardo, había notado la tristeza en sus ojos y el dolor en sus palabras.

Manuel: Espero que si me llame -Suspiró mientras pasaba sus brazos por detrás de su cabeza. Necesito saber que esconde el idiota este -Dijo seriamente.

Manuel se quedó pensando un buen rato sobre cómo iba a solucionar el gran problema que tenía, sabía que Gerardo era capaz de hacer lo que había hecho esa noche, pero no pensaba que tan pronto, por otro lado después de ahogar sus penas en alcohol un rato más Mayte subió a su habitación con las fuerzas que le quedaban, dejó caer la botella a un lado de su cama y se abrazó a su almohada para quedar profundamente dormida.

A la mañana siguiente todos en la casa Mijares se reunieron para desayunar, Gerardo y Ágata tenían una sonrisa de oreja a oreja mientras los demás no podían evitar estar preocupados y molestos por como pintaban las cosas.

Gerardo: Son unos aguafiestas -Los miró. Ayer ustedes se metieron temprano de la fiesta y tú ni siquiera llegaste -Le reclamó a su primo.

Manuel: Para que me querías ahí? -Bufó. Felicidades, si eso es lo que estás esperando -Lo miró.

Gerardo: Gracias -Sonrió ampliamente.

Hanna: En dónde la conociste y por qué no sabíamos nada de ella? -Lo cuestionó.

Gerardo: La conocí hace varios meses en un café, a ambos nos dejaron plantados y nos pareció buena idea hacernos compañía -Mintió. Y si no les había dicho nada fue porque quería asegurarme de que íbamos a dar el siguiente paso -Sonrió.

Isabel: Que raro, yo pensé que tú no querías sentar cabeza -Se rió.

Ágata: Estás insinuando algo? -La miró seriamente.

Solo tú Where stories live. Discover now