Capítulo 56

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Holaaa, les dejo un capítulo larguito ❤️

Pasaron un par de semanas desde que Paula había salido de la clínica y ese lunes por la mañana había decidido quitarle la pausa a tu vida, creía que volviendo a trabajar y ocupando su mente podría anestesiar el dolor, por su parte Gerardo había decidido hacer lo mismo, ninguno de los dos tenía el valor para enfrentar la realidad y hacerle frente a su duelo, en ese tiempo Mayte y Manuel habían decidido disfrutar en silencio el proceso de su embarazo pues no habían querido hacer sentir mal a su primo ni a su esposa en medio del dolor que estaban viviendo, en esas semanas su pancita se había hecho notar bastante y sus hormonas revueltas comenzaban a encantarle a Manuel más que a molestarle por sus repentinos cambios de humor.

Mayte: Buenos días, mi amor -Susurró mientras besaba su cuello y su mano bajaba por su abdomen en busca de despertar su deseo.

Manuel: Buenos días -Sonrió a ojos cerrados. Parece que alguien está muy inquieta -Dijo mientras sentía como lo acariciaba.

Mayte: Es que desde hace semanas que no hemos tenido mucho tiempo para estar juntos -Se defendió.

Manuel: Me parece que vamos a tener que arreglar eso -Dijo mientras tomaba el control de la situación. No podemos dejarte con las ganas de nada, yo prometí cumplir todos tus antojos -Sonrió mientras besaba sus labios.

Mayte: Y si que eres un esposo muy complaciente -Dijo mientras subía sus manos por su cuerpo hasta llegar a su pecho.

Manuel: Te amo -Susurró sobre sus labios.

Mayte: Y yo a ti -Dijo mientras pasaba sus manos por toda su espalda desnuda. Con todo mi corazón -Dijo terminando sus palabras en sus labios.

Se besaron sin rastro de ternura y Manuel comenzó a explorar el cuerpo de su esposa lentamente, sus caricias la hicieron sentir más calor del que ya tenía cuando desperté, aún con el aire acondicionado encendido, poco a poco ella bajó sus besos por su cuello hasta que sintió las manos de su esposo subir su camisón, lo miró a los ojos mientras él la desnudaba y los cerró cuando sintió sus besos recorrer su cuello, Mayte llevó sus manos a su cabello cuando sintió sus besos húmedos recorrer sus senos y un par de gemidos se escaparon de sus labios, su esposo siguió bajando y no se detuvo hasta que llegó a su abultado vientre, lo acarició y observó por algunos segundos el lugar donde habitaba el fruto de su amor.

Manuel: Eres hermosa -Dijo mientras deslizaba por sus piernas la última prenda que cubría su cuerpo.

Mayte: Me ves con ojos de amor -Susurró mientras lo veía a los ojos.

Sin decir más Manuel se abrió paso entre sus piernas, tenía la intención de darle un muy buen amanecer, la rubia cerró los ojos y apretó fuertemente las sábanas cuando sintió el primer contacto de sus labios sobre su humedad, él sonrió satisfecho al saber que Mayte estaba disfrutando aquel momento al igual que él, se encargó de enloquecerla de placer por varios minutos hasta que sintió que la tortura había sido suficiente, terminó de desnudarse y se acomodó sobre el cuerpo de su esposa, Mayte decidió que era su momento de tentarlo así que bajó su mano hasta el lugar que dejaba a la vista el enorme deseo que sentía por ella, lo acarició lentamente hasta que sintió como su cuerpo se estremecía y se quedaba sin aliento.

Mayte: Que pasa? -Le preguntó mientas lo miraba directamente a los ojos.

Manuel: Estás jugando con fuego -Susurró sobre sus labios.

Mayte: Tú empezaste -Dijo mientras mordía su labio.

Manuel: Es muy de día para que empieces así -Gruñó.

Mayte: Nunca es demasiado temprano -Se rió.

Manuel ya no quiso dejarla jugar más así que tomó sus manos y las acomodó sobre su cabeza, dejándola inmóvil por un momento, besó sus labios y unos segundos después unió sus cuerpos, dejó sus manos libres y apretó una de sus piernas, Mayte se separó de sus labios porque le fue imposible no dejar escapar un fuerte gemido y al tener libertad llevó sus manos a su espalda, al recordar que estaban haciéndolo a plena luz del día y que seguramente ya había gente rodando por la casa decidió ahogar sus gemidos en el hombro de su esposo, él comenzó a moverse al mismo ritmo que marcaban las caderas de ella e hicieron el amor hasta que su deseo les dió tregua, después de un orgasmo arrasador Manuel se dejó caer con sumo cuidado sobre el pecho de su esposa y ella sonría completamente satisfecha al haber cumplido su antojo mañanero.

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