capítulo 18

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Todo lo qué nunca fuimos.

William

El sentimiento de tener un amor no correspondido es algo muy doloroso más cuando tienes qué  ver a esa persona todos los días.

Pero creo que duele más cuando le expresas tus sentimientos y está los estruja como una bola de papel y los tira al cesto de basura. Pues así me siento después de haberle dicho a Jazmín que me gustaba.

Lo recuerdo perfectamente, "Confundiste amistad con atracción, yo solo te quiero pero cómo un amigo nada más". Eso fue lo más me dolió, ¿Por qué tuve qué enamorarme de ella?.

Bien dice una canción qué escucha Alondra, no recuerdo su nombre pero dice:
"El amor es lo más raro qué ha podido existir, ¿Quién de ti se enamoró? Lo más probable es que ni le pones atención y a otra persona le das una flor, una poesía entregas tu corazón y si ocurre una desilusión pierdes la esencia y la fe en el amor" y creo que no se equivoca en eso.

Cada vez que la veo quiero hablarle, reírme con ella, ser el de antes pero no puedo hay un nudo en mi garganta qué me impide actuar de tal forma.

Al salir del salón de clases mi corazón dio un vuelco, cuando ella choco conmigo, tocar su mano mando miles de choques eléctricos en todo mi cuerpo, se que ella al igual que yo extrañamos los viejos tiempos en los que éramos solo ella y yo.

Al soltarla sentí un vacío qué fue llenado de odió al ver al verdadero causante de mi final desastroso, lo odió con todo mi ser.

No quiero estar en clases pero no quiero perder el semestre así qué me encaminó hacia la clase del señor Woods cuando veo qué "El señor me creo rudo" va con Jazmín y la lleva de la mano.

¡Te recomiendo entrar a clases antes que termines con un lindo color lila debajo de tu ojo!.

Y aquí es donde no sabes si seguir tu instinto o aventurarte a la curiosidad, pero como dicen que el chisme anda en secreto los sigo cuidadosamente para que ellos no me vean.

Los veo entra a la bodega dónde una vez faltamos a clases Dalena, Alondra y yo, no hicimos nada solo escuchamos música, la puerta está cerrada con pestillo.

Acercó mi oído a la puerta para escuchar, los gruñidos y jadeos de ellos se hacen presentes, el enojo me inunda, y muevo el pestillo.

Se qué están adentro haciendo algo que estoy seguro Jazmín se arrepentirá, finjo mi voz para asustarlos, rompo la puerta de una patada pero ahí no hay nadie.

Los buscó tal cual aguja en un pajar y nada hasta qué se escucha como corren por el pasillo salgo con rapidez de esa habitación pero es inútil no pude verles ni mucho menos alcanzarlos.

Ya no tengo ganas de estar en clases así qué salgo del campus y me voy hasta el gran árbol de cedro, me siento recostando mi espalda en el tronco.

Mi teléfono empieza a vibrar en mi bolsillo, lo sacó es un número desconocido quien me marca, descuelgo la llamada y hablo.

-¿Quién habla?- digo.

-¡Habla alguien que puede ayudarte y lo mejor aun tu me ayudas también!- dice al otro lado la de la línea.

-¿Quién eres y que quieres?- le preguntó con mi seño fruncido como si el puede verlo.

Peligrosa Obsesión: Por Siempre Mía ©. ✔Terminada (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora