༒︎ CONCLUIDA༒︎
"𝑻𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒉𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒊𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒄𝒍𝒂𝒗𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒂𝒍𝒈𝒐, 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒔𝒊𝒏 𝒆𝒙𝒄𝒆𝒑𝒄𝒊𝒐́𝒏"
Conocí a personas que se volvieron esclavos de una promesa, de algún sueño o de algún recuerdo, pero jamás a alguien...
Cada vez el tiempo corría más lento, los minutos se sentían horas y los días se volvieron tan rutinarios, simples o monótonos. No sé en qué momento mi buen humor comenzó a depender de ella, o tal vez solo es que sigo molesto porque se haya ido y no pude hacer nada, el hecho de no saber cómo está ahora.
—Subcomandante...—y ese molesto título que ahora cargaba.
—dime.
Hice girar mi silla para encarar a quien me hablaba, con la puerta abierta cualquiera se daba el lujo de entrar sin avisar, aunque no es como si quisiese encerrarme en una oficina aburrida y apagada a firmar papeles.
—la comandante Hange solicita verlo lo más pronto posible, dijo que quiere... "Arreglar las cosas".
—bien, yo me reuniré con ella, puedes irte—el soldado salió y me levanté de mi asiento para voltear a ver a la ventana, el cielo del atardecer me resultaba extrañamente...agradable.
Después de pasar más tiempo viendo por la ventana salí rumbo a la base de la Legión en Trost, lugar donde se encontraba Hange, «seguramente llegaré al anochecer y hará algo de frío» tomé un abrigo y salí de la base, en el camino reí por ese último pensamiento.
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Hace cinco meses, en un día como cualquier otro.
El frío ya se había cobrado a bastantes personas en solo una semana, resfriados que empeoraban a cada segundo, hipotermias y patologías cardiacas; todo esto lo sabía porque cada noche a la 1:40 de la mañana exactamente...
—he vuelto, no tienes idea de todo lo que hice hoy—ella siempre volvía a la misma hora—llegaron 35 enfermos, pero salieron 51 de urgencias y volvieron a sus casas antes de navidad, eso me tranquiliza tanto—me cuenta cada detalle de lo ocurrido en el hospital de Trost, donde ella está apoyando—ahora he dejado a Olivia cubriéndome para descansar y seguir mañana en la base, ya hay cinco lotes que entregar de medicinas a dos hospitales en la capital—y sin darme cuenta, escucho cada detalle emocionado también, verla feliz y aunque ansiosa también tranquila, me daba una gran calma.
—entonces debes descansar—dejó de hablar y asintió—te esfuerzas demasiado.
—lo hago por toda esa gente que nos necesita Levi, pienso en ellos como si se tratase de ti o de Hange—tomó asiento a un lado mío y me miró detenidamente—el día que yo no esté, quisiera que si tienen un inconveniente sean ayudados de la mejor manera—sus últimas palabras me hicieron recordar eso, solo cuatro años, tres años y diez meses siendo exactos, comencé a llevar la cuenta de cada día sin saberlo.
—bueno, entonces sigue así mientras puedas y no te acabes trabajando, Hange y yo te necesitamos en lo que te queda de vida—la vi sonreír y relajarse en el sofá—iré por té, te traeré también.