MiniRelato Nº8: Adrinette

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#MiniRelato #Adrinette

Adrien llevaba ya un par de semanas saliendo con Marinette, y estaba seguro que nunca en su vida había sido tan feliz como en esos días.

Ella era tan animada, detallista, cariñosa que realmente lo hacía sentir afortunado de que haya correspondido sus sentimientos, aun después de tantos desencuentros entre ambos. Así que no entendía porque razón, aun después de todo lo que había pasado, seguía sin poder besarla.

¿Es que rayos le pasaba?

No debería ser difícil, ¿no? A él, ella le gustaba y mucho, y sabía que, al revés, era de la misma forma. Entonces... ¿Cuál era su problema?

No debería ser difícil, se acercaba a ella, bajaba un poco su rostro y listo. Un beso.

No sería muy complicado, y sinceramente, no es como si no hubiera besado a alguien anteriormente... así que...

Cada día se mentalizaba que iba a hacerlo, bajaba del auto afirmando que de hoy no pasaba.

Pero, luego la veía toda risueña, con esa sonrisa encantadora, esos ojos celestes que lo miraban con tanto amor, que sentía que se derretía y no podía hacer nada más que admirarla.

Y ahí, después volvía a protestar, por volver a perder la oportunidad.

Se estaba sintiendo un verdadero idiota.

Quizás debía hablar con alguien...

O quizás, fue una mala idea, porque Nino no paraba de reírse en su propia cara cuando le contó su situación.

Adrien realmente se sentía ofendido por el actuar de su, supuesto, mejor amigo que osaba reírse de su infortunio.

—Lo siento, lo siento —se disculpó el de gorra roja, quitándose los lentes para enjuagarse las lágrimas de los ojos—-. Es que es de no creer... Después de tanto sufrimiento y aun no puedes besarla, parece chiste.

—No es gracioso —respondió el rubio ofendido.

—¿Y Marinette no lo ha intentado? —preguntó realmente sorprendido—. Con tanto tiempo de ahogar ese sentimiento, pensé que te saltaría.

—¡Nino! —gritó sumamente avergonzado, sintiendo sus mejillas acaloradas.

Nino volvió a reírse del escenario, le gustaría saber que opinaba Alya de eso, quizás estaban en la misma posición, conociéndolos, no dudaría ni un instante en que Marinette estuviera pensando que Adrien no quiere besarla.

Él iba a ayudar, pero está vez lo haría bien.

—Mira, solo tómale las manos, mírala fijamente —Adrien cerró los ojos imaginándose la escena— deja que te hechicen totalmente sus ojos color cielo y luego... ¡Paff! —el sonido de golpe hizo que Adrien se sobresaltara en el asiento.

Adrien aspiró profundo mientras intentaba bajar su corazón de la garganta y miró a su amigo.

—Y listo, la besas y chao.

Adrien empezó a pensar que pedirle ayuda a Nino fue lo peor que pudo pensar.

Cuando regresaron al colegio después de almuerzo, Adrien vio a Marinette en las escaleras, y la llamó, haciendo que ésta se detuviera.

El joven llegó hasta ella y se sorprendió al ver que la diferencia de estaturas era mínima gracias al escalón en el que Marinette estaba subida.

Ni siquiera supo cómo escapó de su boca, la pena que lo carcomía

—Quiero besarte... —se cubrió la boca, avergonzado de esa frase, pero para su sorpresa, Marinette le hizo quitar la mano para apoyar sus labios sobre los de él.

—Pensé que nunca lo dirías —respondió con una sonrisa, para luego, tomar la mano del chico y hacer que ambos ingresaran al colegio.

Adrien logró salir de su trance momentáneo para sonreír.

Eso había sido más fácil de lo que esperaba.

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