Minirelato N°34: Marichat (Mención LoveSquare)

441 60 16
                                    


Desde que habían descubiertos sus identidades, cada vez que Chat Noir estaba en su balcón, realmente era para algo raro.

Debido a que Adrien debía mantener cierto protocolo en su comportamiento, Chat Noir podía ser todo lo extremo que quisiera. Aunque Marinette sospechaba que poco a poco el protocolo del rubio estaba empezándose a quebrar, dejando salir su personalidad amable y muy divertido, o al menos, eso último es lo que él dice.

Marinette lo ve con miedo a preguntar, porque aun no la ha mirado, está agachado contra las protecciones de su balcón, mientras el cinturón que actuaba como cola se movía de un lado hacia el otro.

Nunca entendería cómo funcionaba ese traje.

—¡Terminé! —dijo, poniéndose de pie, para mirar a Marinette y mostrarle lo que había enganchado en su balcón—. Como ya no se pueden poner los candados en el Puente de las Artes, lo coloqué en un lugar seguro.

—¿Y qué sería eso? —preguntó Marinette acercándose a los dos candados entrelazados que había puesto el chico en su balcón.

—Son dos candados —le explicó—, uno para Ladybug y Chat Noir y otro para Marinette y Adrien.

—Pero, ahora somos Marinette y Chat Noir —le indicó, mirando al chico que sonreía como si esperara esa pregunta.

—Por eso los enlacé, entramos todas nuestras múltiples personalidades.

—Eso suena muy extraño

—Bueno —dijo, tomándola de la mano para ponerla de pie—. Te lo pongo en palabras Alya: Candado Ladynoir —se lo señaló— Candado Adrinette —señaló el otro—. Y como está encadenado, abarca también el Ladrien y está dupla, Marichat.

Marinette se reía de como Chat lo decía, porque había escuchado una conversación entre ellas, sin querer, obviamente, donde Alya le preguntaba que con cual de los dos chicos se iba a quedar, si con Adrien o con Chat Noir, y ahí había usado los nombres de los ships. No pudo más que reír esa vez, porque desconocía que ambos eran los cuatro en uno.

—¿Y por qué en mi balcón?

—Nadie lo quitará de aquí, nunca —respondió, soltándola para mostrarle las dos llaves.

—¿Si te las robo y las quito?

—Cataclismo —pronunció, convirtiendo en cenizas las llaves.

Marinette negó con la cabeza poniendo los ojos en blancos, cuando sintió una explosión a lo lejos.

—Entra a darle de comer a Plagg —le pidió, cuando el chico quedó como Adrien frente a ella. Le dio un beso en la mejilla en agradecimiento por el gesto, y se transformó en Ladybug—. Te espero, Chaton —y tras quiñarle el ojo se alejó del balcón.

Adrien solo pudo suspirar encantado, antes de volver a transformarse en Chat Noir, observó los candados y con una sonrisa fue al encuentro de su dama.

Mini RelatosOnde as histórias ganham vida. Descobre agora