Minirelato N°29: Ladynoir (Mr.Bug - LadyNoire)

518 58 3
                                    

Marinette amaba la sensación de vestir el traje de Ladynoire, realmente se sentía mucho más ágil, así que era ideal para correr por la ciudad sin preocupaciones. No sabía bien por qué, pero solo sabía que quería correr sin parar, sin pensar, solo alejarse de todo lo que cargaba siendo Ladybug.

Con ayuda de su bastón escaló grandes alturas y cuando se cansó simplemente se dejó caer en la cima del Trocadero donde estaba esperando Mr. Bug, él solo la miró con una sonrisa cuando la tuvo de vuelta a su lado.

—¿Te sientes mejor, ahora? —le preguntó, cuando la superheroina se movió un poco para descansar su cabeza en el regazo del superhéroe.

—Sí —agradeció, mirándolo—. Sentía que iba a explotar en cualquier segundo.

—Correr sin rumbo alguno con la agilidad del gato negro, es maravillosa —le dijo, mientras observaba a la chica y acomodaba su chasquilla para ver sus ojos cubiertos de verde—. Aunque yo estoy mejorando en mi manejo del yoyo —dijo orgulloso.

—Muy bien —ronroneo, elevando sus manos para deslizar suavemente sus garras por el cuero cabelludo del chico—. ¿Debería recompensarte?

—¿Ah sí? —dijo, ladeando la sonrisa—. ¿Y qué tipo de recompensa seria esa, M' Chatonette?

—Mi mamá hoy iba a dejarnos quiche de salmón y espinaca... —el chico cerró los ojos más por las caricias en su cabello que por la comida, pero no se dio cuenta como aquel gesto de la chica iba bajando más y más su rostro hasta que fue besado por ésta.

—Haces conmigo lo que quieres... —dijo, mirándola con los ojos entrecerrados.

—Eres como arcilla en mis garras artesanas —respondió acompañada de un guiño que sonrojo al chico. Se levantó de un salto y quedó parada observando la torre Eiffel.

—Lo peor es que no puedo negar eso —contestó, tomando parte de la trenza de Ladynoire en sus manos—, aunque sabemos que —besó la punta de la trenza antes de mirarla— es reciproco.

Ahora fue turno de ella de erguirse de los nervios y recuperar su trenza de un rápido movimiento.

— ¡El último en llegar a casa, lava los platos! —exclamó antes de salir a correr por los techos una vez más.

Mr. Bug se encogió de hombros viéndola alejar.

De todos modos, él siempre terminaba lavándolos. 

Mini RelatosWhere stories live. Discover now