Minirelato N°57: Adrinette

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Adrien observó la cantidad de donas que había en el aparador de la tienda con un leve tic en el ojo. ¡Había demasiadas! Y si bien, podía comprar una de cada una sin problema, el verdadero problema lo tenia con la antojada, porque si llevaba una docena, se comería las doce sin duda alguna.

—¿No logra decidirse?

—Lo siento —respondió con la mano en la nuca—. Mi esposa está con antojo de donas, pero no me ha dicho cual quiere —Adrien no pudo evitar sonrojarse cuando la dependiente exclamo un «Aww» todo tierno ante sus palabras.

—¿Ella solo le dijo "donas"?

—Sí —afirmó, volviendo a ver la gran variedad que había—. Solo dijo "Tu hijo quiere donas" —la chica frente a él no pudo ocultar la risilla que se escapó de sus labios, aunque apoyó el puño en ellos.

—Pues, entonces yo le recomendaría que lleve —le dijo enseñándole las de la derecha—. Ésta —le dijo—. Es una dona clásica solo con azúcar, las de cubierta de chocolate también son las más vendidas entre las donas clásicas. Sino ya puede optar por las rellenas. La de crema de chocolate y avellanas es la más vendida de ese estilo.

Adrien observó las seleccionadas y afirmó.

—Bien, como son tres, creo que llevaré la media docena —le informó, haciendo que la chica fuera por una caja para colocar las tres indicadas y esperar las demás.

Optó por llenar una rellena de mermelada de fresas, una con glacé y otra extra rellena de crema de chocolate y avellanas.

Pagó la orden y volvió hacia la fría y helada calle.

Se acomodó la bufanda sobre la boca y caminó las cuadras hacia su departamento. Cuando llegó, el aroma a chocolate caliente calmó un poco la sensación helada que tenía en la punta de la nariz. Marinette salió a recibirlo con una enorme sonrisa, con las manos apoyada en su pequeño vientre.

Adrien sonrió también en cuanto la vio, mostrándole la caja de donas. Amo como sus ojos celestes brillaron de alegría al ver que había conseguido las donas.

—No te merezco —dijo con un puchero a punto de romper en llanto.

Adrien avanzó hacia ella, dejó la caja de donas y la abrazó.

—No es cierto —negó con su cabeza, tomando con delicadeza su rostro—. Te mereces esto y más.

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⏰ Last updated: Nov 29, 2022 ⏰

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