Mini Relatos

Minirelato Nº37: Marichat

Cuando Adrien se dio cuenta que lo que sentía por Marinette no era solo una especial amistad, algunas interrogantes pasaron por su cabeza.

Sabía que ella no lo veía como algo más que un amigo, ella varias veces había sido enfática en que no lo veía de otra forma, y que había alguien que le gustaba. Alguien a quien ella llamaba "Botón de Oro" esas pequeñas flores amarillas que nacen en la pradera.

Había investigado sobre ellas, después de aquel intento de confesión: Era una planta chica, bonita, pero toxica y dañina.

Se inquietó.

¿Sería algún mensaje subliminar? ¿O simplemente un nombre por la forma bonita de la flor?

Estaba muy preocupado por Marinette, ¿Qué clase de persona le gustaba? Sabía que sufría por él y eso lo hacía sentir realmente irritado.

Y sí bien, ya había estado en esta situación con Ladybug, no iba a dejar que sucediera de nuevo lo mismo.

Averiguaría quien era su rival.

El iba a enfrentarle y demostrarle a Marinette que él era mucho mejor que él.

No había persona que pudiera competir con él. ¡Era Adrien Agreste! ¡Y Chat Noir!

Un gato que solía colarse en el balcón de la chica a pasar el reto, a comer cosas deliciosas de la panadería y a conocer más de ella...

Y mientras más la conocía, más se enredaba en su madeja de lana.

Suspiró.

Era curioso como ella pasó de no quererlo en su balcón, a invitarlo a pasar, a invitarlo a ver una pelicula o jugar videojuegos. Como si tuviera miedo de estar sola en su habitación, y su compañía le hiciera bien...

Y él se sentía realizado por eso.

Así que, volviendo a su rival de amores, decidió que iba a consultar con sus compañeros si alguien conocía al chico que Marinette quería.

El ambiente se puso tenso. Marinette no había llegado todavía, así que no entendía porque todos lo miraran como si se hubiera transformado en otra persona. Todos estaban paralizados y luego, se empezaron a reír confundiendo mucho al chico.

—¿Te gusta Marinette? —le preguntó Nino, tan de pronto, que él solo pudo afirmar antes de que Kim empezara a festejar por la ausencia de Alix en ese momento. Adrien no entendía nada, así que buscó con la mirada a Alya.

Ella le sonrió y se acercó a él para darle una palmada en la espalda.

—Lo conoces muy bien, pero no somos nosotros quien debe decírtelo.

...

Esa noche, mientras ambos estaban observando las estrellas acostados en el balcón de la chica. Chat Noir unió algunas estrellas con la garra de su mano derecha y tiró la pregunta como si fuera al azar.

—¿Cómo? —preguntó Marinette, confundida.

—¿Por qué al chico que te gusta, le pusiste el nombre de la flor tan venenosa y toxica? —repitió la pregunta—. Leía que es una flor que la gente usa para generarse heridas y...

—Oh, Chaton —le dijo, moviéndose para apoyar su cabeza sobre su hombro—. No la elegí por eso, solo por su apariencia soleada. Aunque, no voy a mentirte. Eso de que sea bonita y que al tacto hiera, es algo que sí me pasa.

—Pero... —protestó.

—No es alguien malo, Chat Noir —le dijo, antes de que acusara nada—. Es una persona maravillosa, es tan inocente, que estoy segura que no sabe ni se imagina el dolor que me causa tenerlo solo como amigo.

Chat Noir frunció el ceño.

Oh, Odiaba a ese chico.

—Deberías decirle...

—¿Para qué?

—Para liberarte de esos sentimientos. «Y así quitarlo del juego» —aunque eso ultimo no se animó a decírselo—. Así puedes avanzar...

Marinette dudo y luego, elevó la mirada al cielo una vez más.

—No sé —dudo—, lo veo todo el día en clases, ¿no sé volverá todo incomodo?

«¿En clase?» se preguntó confundido, pero si habló con sus compañeros hoy y ninguno era. Nino, Iván y Kim tenían pareja. Nathaniel sin duda tenía algo especial con Marc, y Max tenía confianza con Marinette como para jugar videojuegos. ¿Sería él? No, algo le decía que no, así que solo quedaba...

Oh, cielos.

Observó a Marinette que veía el cielo con una sonrisa y sintió que iba a morir en ese segundo.

Ahora entendía las palabras de Alya...

Él era su propio rival.