Minirelato Nº33: Adrinette

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Marinette miraba fijamente el peluche en forma de oso panda que tenía en sus manos.

¿Cómo había llegado a sus manos? era la pregunta que rondaba en su cabeza.

No recordaba haberlo comprado, pero estaba entre las telas que había ido a comprar hoy.

Aspiró profundamente y tomó su teléfono celular.

Buscó un número y llamó.

—Agreste —dijo, ni bien se di cuenta que respondieron.

«Presente, su excelencia, princesa Ladynette»

—Ridículo —contestó, aunque no podía ocultar la sonrisa que se formó en sus labios.

«¿Qué hice?» preguntó, fingiendo no saber a que se debía su llamada.

—¿Qué es este peluche que encontré entre mis telas?

«Es un panda, ¿no es adorable?»

—No pregunté eso, pregunté ¿qué hace aquí?

«Es que cuando fuimos a comprar las telas, te la pasaste todo el tiempo pidiendo telas de bambú a cuanta mercería pasábamos. Y bueno, tenía que aprovechar el chiste. Entiendes, ¿Bambú, pandas?»

—Adrien...

«Ese es mi nombre» contestó divertido.

—Gracias.

«¿Cómo?»

—Aunque haya sido una broma, está muy bonito.

«De hecho, le eché un poco del perfume que cargo en mi bolso antes de dejarlo en las bolsas» Marinette acercó el peluche al rostro y efectivamente, tenía la misma fragancia.

—¡Que genial! —y antes de que Adrien pudiera decir algo, ella continuó—. Ahora no necesito dejar entrar al gato en las noches, dormiré abrazada al peluche.

«¿Me reemplazaras por un peluche?»

—No me pedirá comida, es suavecito y huele a ti —respondió también muy divertida—. Creo que es el mejor regalo que pudiste darme.

«Creo que tendré que pandear un pandicidio»

Marinette no pudo evitar reír por aquel juego de palabras y Adrien se unió a la risa, era tan contagio.

«Creo que la próxima cosa que te regale, te lo daré de frente, así si buscas reemplazarme con él, lo elimino al tiro»

—Sabes que realmente no te voy a reemplazar por el panda, ¿verdad?

«Lo sé, pero no pienso correr el riesgo»

Marinette volvió a abrazar el peluche, hundiendo su nariz en su pelaje para aspirar la colonia de su pareja.

—Mmm... huele tan rico...

«Ah, no» protestó «Voy de inmediato a recuperar lo que es mío» y le cortó.

Marinette bajó el teléfono con una sonrisa y dejó el peluche en su escritorio para ponerse a ordenar las telas antes de que el superhéroe viniera a robarle toda la atención. 

Mini RelatosWhere stories live. Discover now