PRÓLOGO

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LA ELEGIDA DE LA RIFA DIVINA

 

 
 
 

Fariel supo que iba a morir cuando la bala le perforó un pulmón. No, de hecho, lo sabía desde que esos ladrones la habían tomado de rehén. Desde que sintió la caliente boquilla del arma contra su piel.

Otro motivo más para odiar el maldito banco. Me lleva la chingada...—pensó cabreada pese al dolor que sentía.

Definitivamente ese no era su día. Aslin, su hermana menor le había acabado con el chocolate en polvo antes de poder hacerse su delicioso elixir mañanero de "invento de nata de chocolate con leche". Se había acabado el pan y ella tuvo que ir a buscarlo por sí misma haciendo una cola bastante larga bajo el solazo. Pisó mierda de perro en el camino hacia la editorial y le cayó caca de pájaro en la falda de regreso a casa. Su hermanito rompió el florero favorito de su madre, haciéndola enojar y obligarlos a todos a recoger y limpiar la casa de arriba a abajo. Le tocó el pescado con más espinas a la hora del almuerzo. Cada vez que trataba de concentrarse en su webtoon o en el trabajo escuchaba los gritos de las niñas autistas de los vecinos de arriba (a las cuales les encantaba darle unos mini infartos con unos gritos de monas atropelladas). Encima se le vencía la tarjeta y tenía que ir al banco a renovarla haciendo otra cola otra vez en lugar de pasar su tiempo libre leyendo un libro que le había recomendado una amiga suya y con el que estaba enganchada. Y la gota que colmó el vaso: fue tomada como rehén en un robo y le dispararon justo en un órgano vital.

(Sí, adelante, ríanse de su desgracia y su miseria)

¿Qué podía ir mal después de todo eso? Y no, no estaba tentando su suerte ni retando al universo para que le hiciera alguna otra gran jodida en su vida. Fariel sabía que moriría, así que ya no le podía pasar nada aún peor.

Cerró los ojos dejando escapar una silenciosa lágrima. Solo lamentaba tres cosas: no haberse atrevido a publicar su webtoon ni su historia de Wattpad ni enseñarle sus historias a la editorial, no haberse despedido debidamente de su familia y morir sola.

No era creyente, pero una pequeña parte de ella, la que aún conservaba esperanzas y sueños fantasiosos e improbables, rezó porque en su siguiente oportunidad de vida pudiera enseñarle al mundo la magia de su arte.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 

 
Una fuerte luz incidió sobre sus ojos. Su mamá debió de haber corrido las cortinas tratando de despertarla para que la ayudara a lavar la ropa o cualquier otra cosa por el estilo. Hizo una mueca disgustada y trató de taparse con su manta, sin embargo no la encontraba y sus movimientos eran torpes, como si estuvieran ralentizados.

Abrió un poco los ojitos para buscar la dichosa manta cuando se percató de que no se encontraba en su habitación. Delante de ella había una cara enorme completamente desconocida. Le pertenecía a una mujer de rasgos tan hermosos que bien y podría ser la Venus de Milo.

¿Te dolió cuando caíste del cielo? Porque eres un puto ángel. ¿Desde cuándo Angelina Jolie me está mirando?

—Te dije que las ibas a despertar—Susurró esa mujer divertida mientras la miraba con ternura.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Where stories live. Discover now