CAPÍTULO 13

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ESTO ES LA GUERRA

 

Ya era la noche previa a la última prueba. Lo sabía porque Rhysand por un momento la dejó sola y Amarantha no estaba a la vista cuando Tamlin, con un movimiento casi imperceptible de su mentón, le señaló hacia unos pasillos. Aquel gesto le causó mucha curiosidad. ¿Qué era lo que el Alto Lord de Primavera pensaba hacer?

Se aseguró de que nadie se fijara en su presencia y, con sus habilidades mágicas, se escurrió sigilosamente entre los inmortales. Cuando llegó al pasillo iluminado por antorchas, Tamlin ya la esperaba allí. Miraba fijamente un hueco en la pared rocosa a dos metros del suelo. Faye intentó mirar también, pero apenas y lograba vislumbrar que una corriente de aire provenía de este.

«Huele a Feyre» Tamlin le informó con torpes movimientos y casi había confundido "oler" con "tejer", pero se las apañó para entender el mensaje.

Los dos intercambiaron una mirada e hicieron un silencioso acuerdo: debían sacar a Feyre de su prisión, debían llevarla fuera de Bajo la Montaña.

«Cierra los ojos y ayúdame a subir» Le ordenó ella posicionándose entre el Alto Lord y el agujero.

Tamlin la sostuvo por las caderas y la impulsó, cerrando los ojos para no ver debajo de su falda. Sus manos alcanzaron el agujero, pero la mitad de su cuerpo quedaba colgando afuera. Tuvo que esforzarse un poco para subir sus piernas. Justo cuando logró entrar por completo lo sintió. Su ominosa aura repleta de oscuridad se podría sentir desde la otra punta de Prythian.

—Amarantha se sentiría muy pero muy ofendida si supiera que su guerrero está jugando a las escondidas con una humana defectuosa—Escuchó la voz de Rhysand, el ronroneo de una pantera—Me pregunto cómo te castigaría. A ti y a la humana. O tal vez haría lo que hace siempre y castigaría a Lucien. Después de todo, él todavía tiene un ojo que perder. Quizá se lo pondría en un anillo...

—Por favor—Espetó Tamlin y hubo un corto silencio antes de que añadiera:—Por favor, no se lo cuentes a Amarantha.

—Ya sabes cómo debes pedirme las cosas, Tamlin—No lo podía ver, pero sabía que estaba sonriendo como un depredador.

Se asomó un poco a tiempo para vislumbrar cómo Tamlin se arrodillaba. Había apoyado las manos en el suelo rocoso, manchándolo con aquel maquillaje mágico y dejando la huella de sus palmas. Rhysand estaba de espaldas a ella, así que no la podía ver.

—Me alegra ver que tienes buena memoria. Ahora, sé un Alto Lord inteligente y regresa a la fiesta—Le ordenó y Tamlin obedeció con la mandíbula tensa, la única señal de ansiedad que pudo vislumbrar en él.

Antes de que Rhysand empezara a darse la vuelta, Faye saltó sobre él. Lo tacleó, haciendo que cayera al piso, al mismo tiempo que le asestó un puñetazo en la cara. Él esquivó los demás golpes, una vez superada la sorpresa. Se revolvieron por el suelo tratando de golpear al otro. Ella incluso le llegó a morder una oreja puntiaguda tratando de arrancársela. Se escuchaban varios gruñidos y jadeos mientras se revolcaban, volviéndose un enredo de extremidades.

Solo se detuvieron cuando Rhysand la retuvo bajo su cuerpo. Le había agarrado las muñecas por encima de la cabeza con una mano y le mantuvo las piernas separadas con las suyas propias para que no pudiera patearle en los huevos. Su mirada violácea tenía un brillo salvaje y su cabello de obsidiana estaba revuelto con rastros del maquillaje brillando entre las hebras. Respiraba agitado al igual que ella.

Faye tampoco se veía mucho mejor. Su peinado se había deshecho en medio del forcejeo y su cabello se encontraba regado por todo el suelo. Sus ojos cerúleos, cargados de odio, le dedicaban mil y una promesas de una muerte lenta y dolorosa. El maquillaje que recubría su cuerpo estaba todo corrido, esparcido por el suelo y la ropa, la cara y el pelo de Rhysand.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Where stories live. Discover now