CAPÍTULO 10

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LA VISITA A LOS BUENOS DE LEROY Y LARAY (PARTE 2)

 
 

 

De algún modo logró quedarse dormida. Sin embargo, fue despertada bruscamente por un pinche wey mamón orejúo. Le dio un manotazo antes de incorporarse mientras gruñía maldiciendo hasta porque el cielo fuera azul. Rhys arrojó un cinturón lleno de cuchillos sobre el pie de la cama, callándola de golpe.

—Rápido—Abrió las puertas del armario y sacó la armadura de cuero. La tiró sobre la cama—Quiero irme antes de que salga el sol.

—¿Por qué?—Preguntó saliendo de las mantas con algo de pereza.

—Porque el tiempo es esencial—Buscó las botas y las medias de Faye—Una vez que el rey de Hybern se dé cuenta de que alguien está buscando el Libro de los Alientos para anular los poderes del Caldero, va a enviar a sus agentes a cazarnos.

—Pero tú ya estabas pensando en esto hacía tiempo. El Caldero, el rey, el Libro… Solo necesitabas la confirmación del buenorro de Leroy y la tienes. Además de que yo estoy "hecha" y es posible que pueda manipular ese libro... Si es que no está escrito en algún idioma antiguo o alguna otra wea por el estilo. ¿No contaste con algo así?

—Sí. Por eso nuestra buena amiga Amren va a ayudarnos en caso de ser así—Rhys abrió el cajón y sacó ropa interior. Sacudió en el aire las tangas de puntilla y rio—Me sorprende que no hayas exigido a Nuala y Cerridwen que te compraran otra cosa.

—Son muy cómodas para usarlas todo el tiempo. Deberías tratar de usar algunas—Le sonrió coqueta, acercándose para quitarle la ropa—Por cierto, tienes algo de baba aquí—Se señaló la boca y se fue hacia el baño con una sonrisa victoriosa.

Faye-1 Rhys-0

Se vistió rápido y se recogió el pelo en una coleta alta. Rhys tenía prisas y no debía perder el tiempo haciéndose una trenza. Al salir, lo vio esperándola con aquel cinturón repleto de cuchillos en las manos.

—Nada de espadas, arco o flechas—Dijo Rhys. Llevaba puesta su propia armadura de cuero ilyrio sobre la piel; la espada brutal y simple, atada a la columna.

—¿Pero los cuchillos están bien?—Arqueó una ceja en su dirección sin apartar la vista de las armas.

Él se arrodilló y abrió la red de cuero y acero y le hizo un gesto para que pusiera una pierna en una de las aberturas. Ella se acercó y obedeció. El roce de los dedos de Rhys por los muslos, le revolvieron los nervios.

Lo observó cerrar y ajustar las hebillas desde arriba y se acordó de algo que había leído en su vida pasada: los faraones solo se arrodillaban ante el Sol, ya que su sola persona era una deidad y al único que iba a rendir tributo era a Ra y los demás dioses. El hecho de que el temible Alto Lord de la Corte Noche, el más poderoso Lord de toda Prythian, estuviera arrodillado delante de ella... Le hacía sentir poderosa en cierta medida.

—La Tejedora no va a notar un cuchillo porque tiene muchos cuchillos en la choza para comer y para su trabajo. Pero las cosas que están fuera de lugar… los objetos que no están donde deben… una espada, un arco, una flecha… Eso tal vez lo sienta enseguida.

—¿Y la buena de Laray no me va a sentir a mí?

Rhys ajustó una tira de cuero. Manos fuertes a las que se les veían algunas venas, capaces… tan fuera de lugar en la ropa fina que usaba para deslumbrar al resto del mundo y hacer que todos pensaran algo completamente distinto de él.

—No hagas ningún sonido, no toques nada excepto el objeto que me sacó a mí.

Rhys levantó la vista y posó las dos manos, sobre sus caderas. Sintió que se ruborizaba bajo la mirada de esas cuencas violetas repletas de estrellas. Él estaba voluntariamente arrodillado ante ella y eso significaba algo mucho más importante de lo que parecía. El faraón se estaba inclinando ante su Sol.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora