CAPÍTULO 12

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EL DÍA EN QUE FAYE CASI MUERE DE ASFIXIA

 
 
 

A la mañana siguiente, todavía no había respuesta de la Corte Verano, así que Rhysand cumplió su palabra de llevarlos al reino humano. Faye, por obvios motivos, había sido asignada como la encargada de encontrar un lugar donde podrían reunirse con las reinas. Al inicio había pensado en la finca de su familia, pero inmediatamente lo descartó. No quería involucrar a su padre, hermanas y mascota en el trazado de planes bélicos y la formación de alianzas. No quería que tuvieran que soportar a machos faes en su hogar cuando los odiaban hasta la muerte. Y mucho menos quería ver su reacción cuando descubrieran su nueva... estructura biológica.

Se vistió de manera sencilla: capa, camisa bajo un suéter de cuero negro ilyrio, pantalones y botas. Se recogió el pelo en una trenza y se colocó las bandas de cuchillos que Rhys le había dado para infiltrarse en la casa de la Tejedora. Por último se despidió de Severus VII. Cuando se encontró con los hermanos murciélago, dijo inmediatamente:

—Vuelo con Azriel—Rhys y Cassian la miraron como si hubiera declarado que pensaba desfilar por Velaris completamente desnuda. Por lo que añadió, apuntándolos de manera acusadora:—No me miren así, que, si uno de ustedes, par de animales, me lleva, de seguro que llegaré a las tierras humanas con el estómago aún del otro lado del Muro—Después se volteó hacia Azriel—¿No te molesta cargar conmigo, pana?

—No me molesta—Se limitó a decir su esposo ciento seis.

Faye miró a Rhys con una expresión de "¿Ves?" y él puso los ojos en blanco antes de transportar a Cassian. Lo esperó junto a Azriel, ambos sumidos en un profundo silencio. Por su mente aún resonaban las palabras que Mor le había dicho mientras se cambiaba: "Para mí, todavía ahora, hay días buenos y hay días duros… No dejes que ganen los duros".

Pero era tan fácil ceder ante los días duros...

Antes de que pudiera deprimirse más, Rhys regresó. Azriel la sostuvo entre sus brazos y pudo ver las sombras arremolinándose cerca de su rostro y cuello. Le daba la sensación de que susurraban algo, pero era tan bajito que no podía entender qué era.

Fueron tragados por la oscuridad y las estrellas. Y no tardaron ni un minuto en ser escupidos hacia el sol, el viento fuerte y el vasto mar. Azriel volaba hacia adelante de una forma tan calmada y segura que hacía que Faye se alegrara de su decisión. De seguro que, si hubiera sido cargada por Cassian o Rhys, terminaría gritando a los cuatro vientos en el mejor de los casos; vomitando en el peor.

Le hubiera gustado admirar la belleza oscura de aquel papi riko durante el viaje. Sin embargo, había algo que le molestaba. Podía sentirlo: el Muro. Podía oír el crujido de su poder y un sabor nauseabundo le cubría la garganta.

—Es horrendo, ¿verdad?—Dijo Azriel, la voz baja, casi tragada por el viento.

—Ahora ya sé porqué no lo cruzan... ehm... digo: no lo cruzamos. Dioses... Es como si hubieran apilado varios pescados ahí y dejado que se pudrieran—Hizo una mueca y retuvo una arcada.

Tal vez sí termine vomitando... para variar.

—Ya te vas a acostumbrar a… las palabras.

—Bueno, tengo toda una larga vida para hacerlo si no la palmo por pendeja. Aún así... Me cuesta decidir a qué mundo pertenezco.

Y lo decía no solo por haber sido humana antes de transformarse en fae. También no sabía si debía hacerse a la idea de quedarse en ese mundo eternamente o si debía buscar alguna forma de regresar al suyo. No lo demostraba mucho, pero extrañaba a sus hermanos, a su mamá y a su padrastro.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora