CAPÍTULO 12

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LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
PERO FUE LA SATISFACCIÓN DE SACIARLA LO QUE TRAJO AL GATO DE REGRESO A LA VIDA

 

 

 
 

En su vida anterior era bastante resistente al alcohol, aunque no se libraba de unas horribles resacas cuando se ponía bien pedo. Ahora estaba lidiando con la peor resaca de su vida. Pensó que iba a vomitar hasta el alma.

—Mierda. Sí que hace frío aquí—Escuchó una familiar voz y se dio cuenta de que había una fuente luminosa en su celda: la antorcha que Lucien sostenía.

Él se sacó la capa y se la puso alrededor de los hombros al darse cuenta de que aún estaba vestida con el último grito de la moda. Le sonrió agradecida, tratando de contener la nueva ronda de vómitos que amenazaban con salir de nuevo. Apenas y podía sostener el tejido que la cubría con sus manos adormecidas.

—Mira eso—Dijo dirigiendo la vista a la pintura toda intacta, excepto unos pocos lugares en la cintura, las costillas y los brazos—Hijo de puta.

«¿Qué changos pasó?» Se las arregló para mover sus manos con movimientos torpes y ralentizados.

Casi deseaba poder hablar mentalmente con Lucien, así como podía hacerlo con Rhysand. Nunca lo admitiría en voz alta, pero esas charlas telepáticas eran más cómodas y privadas. No requería del esfuerzo de mover las manos o los labios.

—No creo que quieras saberlo.

Lo miró con los ojos entrecerrados, exigiendo una contestación más concreta. Lucien se mantuvo callado bajo la mirada cerúlea de su amiga mortal. Chasqueó la lengua molesta al no recibir respuesta y movió sus manos:

«Dímelo todo»

Lucien soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello rojo.

—Hizo que bailaras para él casi toda la noche. Y cuando no estabas bailando, te sentaba sobre sus rodillas y se quedaban mirando fijamente. A veces te reías de la nada mientras te le quedabas mirando y le acariciabas el pelo como a Severus. Parecían estar hablando telepáticamente, lo cual es jodidamente escalofriante.

Cerró sus ojos tratando de ignorar la jaqueca para recordar. Desde el barro de sus recuerdos de la última noche, se acordó de la cercanía de cierto par de ojos de color violeta, unos que brillaban con malicia. También recordó haber sentido su aliento sobre sus labios mientras ella se movía lentamente arriba y abajo con una sonrisa bobalicona a causa del vino. Un rubor invadió el pálido rostro de Faye y se aferró con mayor fuerza a la capa, tratando de cubrirse aún más de lo que ya estaba cubierta.

«¿Frente a todo el mundo?»

—Sí—Contestó Lucien, con mayor amabilidad.

Lucien era el único que sabía porqué ella insistía en cubrirse y en atacar a cualquiera que osara tocarla estando sobria. Se lo había dicho después de que él le confesara que estuvo enamorado de una humana y las consecuencias que eso acarreó hacía tiempo atrás. Faye pensó que lo justo sería compartir otro recuerdo doloroso a cambio del que le había confesado. Un intercambio. Tal y como acostumbraban los faes.

«¿Y Feyre?»

—Mucho mejor que tú. Sigue encerrada y no la piensan sacar hasta que sea la segunda prueba.

Asintió un poco menos preocupada que antes.

—¿En qué estabas pensando? ¿No sabías que yo iba a venir en cuanto pudiera?—Preguntó examinando el tatuaje de su brazo entre las manos.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Where stories live. Discover now