CAPÍTULO 5

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TRANQUILO, NED, PIENSA EN LA BIBLIA



Delante de ella estaba el hombre más hermoso que había visto en toda su fruta vida.

No. ¿Qué digo hombre? ¡Si este papucho rikolino, zukulento, mojabragas, es un pinche dios en carne y hueso! Gracias al señor de abajo por hacer que este manjar a la vista no lleve una máscara como la rubia desesperada. Está para darle como cajón que no cierra. ¡Qué hermoso hombre de chocolate! Si tu cuerpo fuera cárcel y tus labios cadenas, qué bonito lugar para pasar mi condena. Benditos sean los ojos que vean tremenda pieza de arte. A este men la Madre se le pasó la mano a la hora de repartir la belleza. Debo llamar a la fábrica de bombones... Se les ha escapado el más suculento de todos. Me calientas más que el sol en verano. Ando buscando dónde mudarme, preferiblemente en tu cama. Ojalá fuera tu profe de tercero para pasarte pal cuarto.

Aquel alto fae irradiaba gracia, sensualidad y fluidez por cada poro de su magistral piel. El pelo negro, corto, brillaba iridiscente como las plumas de un cuervo, y destacaba su tez pálida y los ojos tan azules que parecían de color violeta, incluso bajo la luz del fuego. En ese momento brillaban divertidos, mirándola.

Volvió a hacerle un recorrido con la mirada deseando que no llevara encima sus lustrosas ropas negras. Estar vestido debería ser ilegal para especímenes como ese macho. Era jodidamente alto, como un maldito poste de luz. Su rostro había sido tallado tan minuciosamente que superaba con creces el busto de Antínoo del museo del Prado que había visto en fotos de su vida pasada.

Se había quedado tan lela por su belleza divina que hasta se le había olvidado porqué quería salir corriendo. Tal vez tuviera que ver con el hecho de que en el libro aseguraba que él era la mano derecha de Amarantha y que parecía que la noche se volvía aún más oscura en su presencia. Tal vez tuviera que ver con cómo sonreía divertido mientras esos ojos violáceos la miraban como si pudiera traspasar su alma y saber cada uno de sus más oscuros, egoístas y vergonzosos secretos.

—¿Qué está haciendo una mujer mortal en la Noche de los Fuegos?—La voz era el ronroneo de un amante, acariciándole la piel, los músculos, los huesos, los nervios y el alma misma.

Un único pensamiento sobresalió entre todos en la cabecita de Faye: ¡¡¡EMPÓTRAME!!!

Él se tensó como si le hubiera gritado justo en su súper oído fae en lugar de pensarlo. Su sonrisa se amplió como si hubiera escuchado un chiste divertidísimo y sus ojos brillaron con interés. Entonces Faye cayó en cuenta de que le había hablado y ella seguía mirándolo en silencio como una mensa.

Pero... ¿Qué era lo que me había dicho?

¡Preguntaba qué estás haciendo sola, pendeja!

Pendeja tu puta madre.

¡Es la misma que la tuya, wey!

Ah, sí. Es cierto. ¡Bueno, entonces sal de mi cabeza, maldita!

¿Y dejarte sin cerebro? No, mi ciela, no puedo hacerte eso. ¿Y si te me mueres?

Gracias, cerebro. Gracias por no salir de mi cabeza y dejarme morir.

No hay de qué, pana.

Púdrete.

Oye... ¿Por qué ese semental te sigue mirando?

Oh. Tal vez sea porque aún no le he contestado a su pregunta por estar distraída con esa buena mercancía que tiene ahí.

Sacudió su cabeza, tratando de acallar su segunda voz interior y de regresar a la realidad. Él seguía delante suyo bien quieto. Ni siquiera parecía parpadear mientras la miraba divertido.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Where stories live. Discover now