CAPÍTULO 1

520 78 27
                                    

UN ANIMAL EN UNA JAULA

 

 
 
 

Ni modo. Tocó boda.

Faye se quedó mirando el horroroso vestido verde que Ianthe le indicó que debía usar. Eso le pasaba por reírse de la monstruosidad blanca de chifón, tul, gasa, encaje, volantes, lazos y mangas abombadas que Feyre debía usar como novia. Ahora parecería un aguacate.

Maldita fuera su suerte. Por un día que decidía no acabarse la reserva de alcohol de la rubia con PPP (Pequeño Problema Peludo) o hacer el frutifantástico con Lucy, le pasaba eso. ¿Qué era lo que había hecho en su vida pasada para merecer tal humillación?

Comer como un chancho, trabajar en la editorial, decirle a Domingo que Santa no era real a la tierna edad de cinco años y declararte la esposa secreta de Tom Elis (tan secreta que ni él mismo lo sabe).

Ah, sí, cierto, we. Gracias, cerebro.

Desechó la prenda a un lado y buscó en el armario algo que fuera lo suficientemente cómodo y poco llamativo para una dama de honor. Pero el problema era que Faye prácticamente nunca usaba vestidos. Todo su armario se reducía a pantalones, camisas, jubones, chaquetas, túnicas, calzado y el vestido de solsticio de verano.

¡Ya se me prendió la farola!—una idea le llegó a la mente y sacó un par de conjuntos para después correr hacia Alis.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Feyre se sentía como si estuviera a punto de asistir a su funeral. Así no era como le hubiera gustado su boda. No con ese vestido de mal gusto. No con tantos invitados a los que desconocía por completo. No sin su padre y sus otras hermanas. ¿Quién la llevaría al altar?

Escuchó el repiqueteo de unos zapatos sobre el mármol y alzó la vista encontrándose a su hermana. Faye estaba usando un esmoquin negro. Parecería una marimacho si no fuera que el pantalón se ajustaba a sus piernas, que llevaba la chaqueta colgando de los hombros con unos broches sencillos, usaba unos tacones de aguja de punta triangular y que en su larga trenza francesa había varias florecillas blancas. Se había aplicado un brillo de labios transparente como único maquillaje y aún así estaba despampanante.

—¿No debías acompañarme en mi vergüenza usando ese horrible vestido verde?—Se cruzó de brazos haciéndose la indignada.

Faye sonrió de lado, divertida, antes de responderle con movimientos de manos:

«No armes tanto drama, wey. No vas a pasar vergüenza alguna. De eso me encargo yo. Ven conmigo. Lucien va a empezar su discurso de cómo la rubia te conquistó rompiendo la puerta de nuestra casa para mantener entretenidos a los invitados»

Feyre tenía la sensación de que Faye le estaba ocultando algo.

Para variar—pensó con sarcasmo.

Sin embargo, la siguió. Siempre que seguía a su jimagua a ciegas terminaban haciendo cosas muy divertidas. Aunque terminaran castigadas al final del día.

La guió hacia su habitación y le enseñó un vestido. Era el que Faye había usado en su primer solsticio de verano, pero ligeramente modificado. En lugar de perlas, había varias rosas de un rosado pálido que iban aumentando su cantidad hasta llegar al borde de la falda. Parecía que la prenda había sido cocida a partir de un rosal. Feyre no necesitó palabras para entender porqué se lo estaba mostrando.

A COURT OF SILENT AND STARS (UNA CORTE DE SILENCIO Y ESTRELLAS)Where stories live. Discover now