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Harry.
Mi whisky se mantiene helado gracias a los hielos. Un mesero se acerca a preguntarme si necesito algo y niego agradeciendo.
—¿Por qué no le pediste comida? —la voz de mi mejor amigo me hace voltear.
—No entiendo porque te traje —digo suspirando.
—Porque soy tu mejor amigo —Mitch me codea y sonríe.
Raro en él.
La fiesta de celebración que realizan los Rockefeller anualmente por recaudación de fondos ha reunido a todo tipo de celebridades a nivel mundial.
Converso en la barra junto a Mitch, ambos nos mantenemos distraídos, porque aunque conociera a muchas personas aquí, mis ganas de socializar eran nulas.
—¿Crees que me quieran servir la cena antes? —Mitch cuestiona y cuando voy a decirle que no, se va tras de un mesero.
—¡Mitch! —susurro enojado. —Hubiera traído a Sarah —digo para mi mismo.
Salgo de la barra y comienzo a perseguir a mi amigo que se pierde entre la gente. Camino hasta detener a Mitch y traerlo conmigo a mi mesa.
—Me averguenzas —lo veo comer un postre que se encontraba al centro de la mesa.
Y que nadie había tocado.
Se encoge de hombros y sigue comiendo.
Miro el lugar, las personas se ríen y charlan entre ellas mientras beben licor. Puedo ver que es un evento muy grande, cantantes, autoridades políticas, personas del mundo del deporte, modelos, hay mucha gente importante aquí.
—Cath —mis ojos se abren al novia entrando por la puerta principal.
—Cierra la boca, te va a entrar una mosca.
Asesino con la mirada a mi acompañante.
—Tú también cierra la boca o le diré a Sarah que estás mirando mujeres ajenas —Mitch quita la sonrisa de estúpido.
—Primero ¿Ajena? Que sea tu novia no quiere decir que sea tuya, querido Harry —se burla. —Y segundo, no vas a negar que la Miss Universo se ve guapísima, con todo el respeto que se merece mi hermosa novia.
—Ya cállate —digo enojado.
Catherina entra caminando y saluda a las personas que se va encontrando. Frunzo el ceño cuando un montón de hombres comienzan a rodearla.
Maldición.
Dejo tirado a Mitch y camino a zancadas para darle el encuentro a mi novia.
