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D A Y L I G H T 

D A Y L I G H T 

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Harry.

Apenas son las dos de la tarde cuando dejo escapar el humo de mi boca. El paisaje de Nueva York me acompaña desde la azotea de mi hogar, pero también el frío.

Buscando distraer mi mente miro a mi alrededor, el periódico de mi derecha se mueve por el aire y lo tomo para evitar que se vuele. Mis ojos viajan por los artículos y me detengo en la columna de horóscopos.

Leo el mío y luego mi vista viaja hasta Escorpio. Trago saliva y enojado arrugo los papeles para aventarlo hacia algún lado. 

Hace unas semanas atrás Val había decidido terminar nuestra relación.

Ella lo había decidido.

Y aunque no estuviera totalmente de acuerdo, no podía obligarla a quedarse más a mi lado.

La vida que teníamos y la que queríamos estaba dividida por una gran línea que nos recordaba todos los días lo mucho que nos faltaba por recorrer para llegar a nuestros sueños.

Nuestra vida había sido un desorden.

Pero luchábamos para salir adelante.

Bajo las escaleras hasta entrar al que fue nuestro departamento por algunos años y camino mirando mis pies para evitar llenarme de recuerdos de mi ex novia.

Porque aún no había sido capaz de botar sus pertenencias y decoraciones.

De hecho, aún la amaba y creería que así sería de aquí en mucho tiempo.

Llego hasta la cocina para tomar un vaso de agua que había dejado servido desde la mañana, mis ojos no pueden evitar viajar hasta las bolsitas dentro de una pequeña cajita de vidrio transparente. Dejo de beber el contenido de mi vaso y camino hasta ellas para tomarlas entre mis manos.

Suspiro al recordar como Val se divertía con estas sustancias en la cocina. Algunas veces se ponía tan eufórica que bailaba hasta el amanecer pero otras terminaba en el suelo con un hilo rojo corriendo desde su nariz por inhalar tanto.

Había visto a Val en tantas facetas que esa no me aterraba. La cuidaba o bailaba con ella depende cómo estuviera, no me quejaba, no la detenía, simplemente la amaba en cada momento y segundo del día.

Al no ser fanático, las arrojo por el caño y abro el grifo de agua para dejar que esta se lleve cada partícula restante del polvo mágico.

Quisiera poder hacer lo mismo con mis sentimientos.

Resignado a que eso nunca pueda pasar, salgo de ahí y me siento en mi sofá. Pongo algo de música en Spotify y acomodo mi cabeza contra el respaldar para así poder observar la ventana que tengo enfrente.

Cada cinco minutos los aviones pasan. Mi corazón bombea fuerte cuando me quedo congelado. Mis manos toman mi móvil y al desbloquearlo, la fecha es lo primero que veo.

Mundo Harry (One Shots)Where stories live. Discover now