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Sue.
Dijeron que fue por excesiva velocidad.
Me dijeron que mi hermano estaba muerto y que no habían alcanzado a salvarle la vida porque su corazón falló antes de llegar al hospital.
Mi cuerpo pesa como si estuviera muerta y siento que dos pares de manos me levantan del suelo.
Mi hermano mellizo había muerto. Y yo no podía creerlo.
—Vamos, Sue, debes verlo antes de que lo lleven a cambiar —la voz de mi novio me sostiene y por otro lado, una cabellera negra aparece en mi campo de visión.
—Sue, escúchame, tienes que ser fuerte.
Pero no podía.
—Sue, por favor —sus ojos esmeralda se cruzan con los míos y mis lágrimas aparecen como si de un diluvio se tratase.
El olor a morgue me hacía querer vomitar y mis piernas flaqueaban a tal punto que dos hombres tenían que sostenerme estando a mi lado.
—Entra tú primero, nosotros esperaremos aquí.
Harry me da un beso en la frente y Zayn asiente. Más atrás, Louis está sentado en el suelo y Liam en el sofá, abrazándose las piernas.
Abro la puerta que me parece extremadamente pesada, y cuando estoy dentro. Me congelo.
Mi cabeza se mueve de un lado al otro cuando lo veo echado en la camilla, su cuerpo está lleno de golpes y los morados están por todas partes. Siento que voy a colapsar cuando, con poca fuerza, me arrastro hasta la camilla.
—Niall —mi susurro sale roto y lo abrazo.
Mi mellizo, mi hermanito, estaba muerto.
Mi mente no puede procesar que la única persona que ha estado para mí desde que tengo memoria ya no esté aquí conmigo. Dios me lo arrebató porque quizá necesitaba un ángel allá arriba, pero ¿Con quién me quedo yo?
Un sollozo roto sale desde mi garganta y me lanzo sobre el cuerpo frío de mi hermano.
Me descontrolo y siento como unos brazos empiezan a sostenerme para luego escucharlo quebrarse como yo.
Louis comienza a patear todo mientras Liam lo sostiene y Zayn grita que le arrebataron a su hermano.
Nos sacan, nos sacan a los cinco y nos piden guardar silencio.
Pero es imposible.
Porque nos hace falta Niall.
Porque mi pequeño hermano ya no está con nosotros.
