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Luna.
El sonido del reloj está a punto de hacerme colapsar y llega el punto en el que le quito las baterías porque no puedo con la ansiedad que me genera.
Lo había perdido.
Lo sabía y era consciente de eso.
Mi celular vibra y lo desbloqueo mucho más rápido que la velocidad de la luz, pero no era su mensaje.
Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas y me doy cuenta que estoy llorando cuando mi respiración comienza a acelerarse.
Yo había buscado esto.
Yo lo había alejado.
Y ahora no tenía el derecho de reclamarle algo, no podía.
Mi mente viaja a la noche en la que lo conocí. Despistada entré a la academia de baile esperando aprender nuevos pasos, y ahí estaba él, enseñando canto.
Cada clase sentía su mirada encima mío. Lo odio debo admitir, lo detesté a él y a su insistente manera de mirarme esperando que lo notara, nunca lo hice, ni siquiera cuando me envió follow en Instagram, es más, no se lo devolví.
No me atraía y no lo conocía ¿Por qué debería conversar con él? Pero entonces el primer mensaje llegó y luego otro a pesar de ignorarlo.
—¿No sabes quién es? ¡Es Harry Styles!
Decían mis compañeras, pero para mí era un hombre desesperado por conseguir mi atención. Hasta que le respondí y ahí empezó todo.
Y de un momento a otro me tenían suspirando por el hombre que había jurado ignorar desde que sentí su mirada encima mío.
—Es mentiroso.
—Tiene muchas novias siempre.
—A mi me escribía mientras tenía novia.
Mierda de él. Mierda de él. Y más mierda de él.
—¡¿Por qué me están diciendo todo esto?!
—No lo sé, Lu, te están mintiendo, las personas hablan mierdas de mi siempre.
Pero no pude creerle, y el rechazo de mi parte empezó haciendo que cortara todo intento que tenía por querer estar a mi lado.
—Tú despreciaste nuestra oportunidad.
Me dijo un día mientras guardaba su guitarra en su maleta.
—Yo no voy a seguir atrás tuyo, Luna, lo siento.
Y se fue.
No me importó, es más, me aliviaba saber que no iba a tenerlo encima las veinticuatro horas del día. Sus llamadas saliendo de dictar clases empezaron a disminuir al igual que nuestras conversaciones. Pero de un momento a otro desaparecimos de la vida del otro.
Y es aquí, en ese preciso momento en el que me di cuenta que lo quería más de lo que había pensado.
—Yo no voy a hacer más, intenté mucho y siempre te cerraste a la idea de tener un futuro juntos. Esto ya no es importante para mí como lo era antes.
Me dijo la última vez que hablamos.
Y mi corazón se rompió en cien pedazos. Porque lo había perdido y era consciente de eso, yo lo había ocasionado. Extrañarlo se volvió mi rutina diaria y aunque compartíamos un par de mensajes al día, su sarcasmo y enojo era evidente.
—Me voy a Francia, Luna, me largo de aquí.
Y entonces abrí los ojos.
No podía dejarlo ir, y aunque me cagara de miedo con todas las consecuencias que traería a mi vida y a mi corazón, debía intentarlo.
Por eso tomé mi chaqueta y pedí el primer taxi que conseguí en la calle. Supliqué e imploré recordar el horario que me había comentado, era mi última oportunidad. Por eso, con el corazón en la mano corrí rumbo a las escaleras que daban paso a las salidas de vuelos internacionales.
Mis ojos buscaban desesperados en el mar de gente esos rizos café que tanto me gustaban, o quizá su sudadera favorita verde de la suerte o su maletín marrón que cargaba a todos lados, pero no vi nada de eso.
Lo encontré cuando su mirada chocó con la mía en la puerta de embarque.
Creo que nunca había corrido tanto en mi vida.
-¡Harry! ¡Harry!
Y volteo.
El corazón se me detuvo y sus ojos se agrandaron.
Pero eso fue todo.
Su sonrisa de lado y sus ojitos de pena me dijeron todo, bajó la cabeza y negó un par de veces para girar sus talones e irse lejos de mi.
Entonces, me rompí.
Porque pudimos serlo todo pero al final, no fuimos nada.
🌻🌻🌻
Un shot cortito y triste porque andamos en ese mood:(
