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Harry.
—¡Avanza! —mi desesperación aumenta con el pasar de los segundos.
—Ya no puedo, H, no puedo —me detengo y siento como las personas nos golpean por querer avanzar rápido.
—Si puedes, Cass, ya falta poco —veo como intenta recuperar el aliento. —Debemos llegar a ese edificio, por favor.
—Si si —apenas asiente con poca respiración vuelvo a correr con ella de la mano.
Esquivo gente pero es casi innecesario ya que todos van hacia la misma dirección. Cuando llego a la puerta del edificio me doy cuenta que algunas personas lo saquean, otras lloran arrodilladas en el suelo, un par está herida por los vidrios y algunos solo corren desorientados.
Y cuando quiero buscar las escaleras.
La primera réplica.
—¡Mierda!
Tomo a Cassie entre mis brazos y nos lanzo hasta una gran columna cuadrada, el piso se hace ondulante y oigo a mi novia llorar pidiendo que todo se detenga. Los gritos y los vidrios estallando no ayudan para nada, al igual que ver ante mis ojos la mayor tragedia que había vivido.
El movimiento ahora es distinto y nos mece bruscamente de un lado a otro. Abrazo más a mi chica cuando oigo como revientan y caen las macetas que decoraban este lugar. No se cuanto pasa, no realmente pero en algún punto el movimiento se detiene.
El polvo se mezcla con el pánico, levanto a Cassie como puedo y sin pensarlo subo las escaleras piso tras piso, tan rápido como mis piernas y las de ella lo permitan. Cuando llegamos a la quinta o sexta planta me doy cuenta que las escaleras para seguir subiendo están obstruídas. Volteo a mirar a Cass que no sabe muy bien qie hacer, por lo que empiezo a intentar quitar lo que hay en la puerta.
—¡Cass, busca algo para poder mover esto, algún palo o metal! —perdida todavía pero consciente, corre a buscar a su alrededor.
Nos encontrábamos solos en todo el piso y me atrevería a decir que nadie más tuvo la loca idea de subir tan alto como se pueda después de oír esas sirenas. Sigo intentando sacar una silla rota de en medio pero cuando logro moverla, un sonido me detiene.
—¿Cass?
—¡Harry! —y caída.
Mierda, mierda, mierda.
El edificio se estaba hundiendo.
—¡Cassie! —caída.
Mi hombro rebota contra el piso por segunda vez al igual que mi cabeza. Lleno de polvo me levanto lento, un pitido en mi oreja me dificulta moverme y me encuentro confundido después de esos dos impactos, pero solo me duran unos segundos porque oigo un grito.
