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M E R R Y    C H R I S T M A S

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Harry.

La cena ya lista, y me encontraba orgulloso de todo lo que Isabella había logrado hacer en algunas horas, y sobre todo, con algunas interrupciones entre pedirme que deje de robarme los tomatitos y vigilar que Simba, nuestro golden retriever, no huela absolutamente nada.

—Amor ¿Puedo decorar las galletitas de jengibre? —la veo girar hacia mí.

Veo como Isabella ya tiene su pijama navideña lista y una sonrisa en su rostro que me parece demasiado tierna.

—Claro, corazón —llego a su lado y le regalo un beso en la mejilla.

—Yo quiero empezar con la de Rodolfo.

Tomo esa galleta con forma de reno y la manga pastelera en donde ya tenía colocado los distintos colores.

—Haré la de arbolito —y también empieza su trabajo.

Algunas canciones navideñas nos acompañan mientras tararemos y vemos El Grinch silenciado en Netflix.

—Te está quedando muy lindo —le echo un vistazo al reno virolo que estoy haciendo, pero tengo actitud y eso es lo importante.

—No mientas —rio por lo bajo. —¿Te encuentras bien, bebé? —detiene un momento su mano y me mira, haciendo que la imite.

—Si ¿Por qué no lo estaría? —me mira con el ceño fruncido.

La conozco tan bien.

—Porque pasaremos Navidad los dos solos, aquí en Canadá, lejos de nuestras familias —siento que sus ojos se cristalizan un poco y después suspira.

—Si me encuentro un poco triste de que no consiguieramos llegar a tiempo, pero estamos los dos juntos y es lo importante —sus dedos tibios llegan hasta mi mejilla para acariciarla.

—Lamento que por mi culpa estemos aquí —la culpa comienza a hablar por mi.

Y es que habíamos tenido que viajar a Canadá para la premiere de My Policeman, todo se encontraba perfecto y ya teníamos boletos para viajar a Inglaterra el veintidós en la noche. Iba todo de maravilla hasta que recibí una llamada de Isabella diciendo que Simba no podría viajar con nosotros porque debíamos pedir un permiso con anticipación de un mes para que el perrito pueda volar fuera del país. Recuerdo fruncir el ceño y decirle que nuestra mascota ingresó a Toronto sin ningún problema pero ella me responde que el problema no es al entrar, sino al salir.

Y eso fue todo.

Estaríamos aquí un mes más sin muchas opciones, ambos, solos y en Navidad.

¿Por qué me sentía culpable?

Porque había insistido en llevar a Simba con nosotros cuando Isabella me dijo que la mejor opción era que el perrito viajara directo a Londres para evitar el estrés. Pero Harry Styles es terco, señoras y señores.

Mundo Harry (One Shots)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant