50

642 25 9
                                    

S A N   A N D R E S

S A N   A N D R E S

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Harry.

Demonios.

No me pagan tanto para soportar esto. Dios sabe que no.

—¿Se encuentra mejor? —el hombre asiente y se levanta del suelo.

—Joven, vomité sus zapatos —él baja la mirada pero yo evito hacerlo porque terminaré vomitando.

—Si si, tranquilo, no se preocupe —asiente y salgo de ahí para poder respirar.

Los baños del pub son realmente pequeños y mi ansiedad mezclada con espacios cerrados no es una buena idea. Camino hasta la barra y le paso la voz a Ron para que me diera el pedido de la mesa cuatro que lleva un buen rato esperando. Llevo sus cuba libre y me siento un poco incómodo cuando la rubia busca tocarme el brazo sea como sea, declino acercarme más cortésmente y regreso a la barra. 

—¿Planes para más tarde? —niego y me retiro el delantal.

—Dormir, estoy muy cansado —Ron ríe y asiente, entendiendo mi cansancio.

—Pero pide un taxi, macho, estás molido.

—Cassie va a venir por mí —sonrío mirando mi celular cuando la veo de fondo de pantalla.

—¿Ya vas a proponerle matrimonio? 

—¿Por qué crees que estoy tomando doble turno? —bloqueo el telefono al ver que todavía no me avisa que está afuera.

—Ya es hora, ella lleva esperando cuántos ¿Diez años? —ruedo los ojos ante la broma de Ron.

—Solo estaba buscando el momento preciso.

—Diez años después, Harry.

—Y tener dinero.

—Ah, dilo así —ambos reímos y cuando voy a putearlo, mi móvil vibra.

—Llegó el amor de mi vida —le texteo rápidamente que ya salgo y me pongo de pie. —Nos vemos mañana, escoria.

—Largo de aquí, rata —chocamos los puños riendo y me voy abriendo camino.

Rodeo a varias meses, así como personas que hablan animadamente. Solo por un momento pienso que me encantaría invitar a Cassie a este tipo de pubs tan costosos, hacer que viniera, no para recogerme, sino para invitarla. Me da nostalgia pensar que por diez años siempre he podido brindarle lo justo y necesario, pero ella nunca se quejó. Recuerdo su rostro con los ojos bien abiertos cuando le pedí que viniera a América conmigo, con apenas dieciocho años, y muchos sueños en mi cabeza, tomamos el primer avión hacia California y aquí estamos, diez años después, más maduros, más fuertes y amándonos más que nunca.

Llego a la zona de afuera y me despido de Luke, el personal de seguridad, un irlandés que llegó a Estados Unidos con la misma idea que todos nosotros. Comienzo a buscar el auto y cuando lo diviso, sonrío cruzando la avenida. 

Mundo Harry (One Shots)Where stories live. Discover now