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U N C H A I N E D   M E L O D Y

U N C H A I N E D   M E L O D Y

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Tessa.

Aparco el auto entre dos grandes camionetas y bajo de él abrazando mis brazos por el frío que hay en el lugar. Admito que me gusta ver la niebla tan baja, casi teniendo que caminar entre ella. 

Mis manos se congelan y por eso las coloco rápidamente en los bolsillos de la enorme casaca que llevo puesta. Mi nariz no es indiferente cuando rosa la tela y de ella desprende su aroma.  

Lo extrañaba.

Demasiado.

Quizá nunca iba a entender el porqué tenía que estar lejos tanto tiempo, el porqué su trabajo lo enviaba tan lejos de mi siempre. Pero era su sueño, había trabajado duro para ser capitán de barcos y ahora manejaba los más grandes y lujosos del mundo.

Estaba orgullosa. 

Claro que lo estaba, y por eso mismo en mi corazón luchaban el orgullo y la nostalgia, porque lo quería tener conmigo. Me siento en una banca frente al mar y cierro los ojos, entonces, él aparece en mi mente, dormido, su facciones relajadas y su brazo alrededor de mi cintura me hacen admirarlo incluso en mi imaginación. 

Era guapísimo.

Y era mío.

Aunque estuviera lejos.

Me pierdo divagando en que falta mucho para que retorne, o eso es lo que decía su última carta. Sin embargo, pensaba tener listo ese día una cena para los dos, le prepararía espaguetis a la bolognesa, su comida favorita y lo acompañaríamos con vino tinto, aunque él insistiera en que el borgoña es mejor, pondría en el toca disco alguna canción lenta solo para tener la excusa de acomodar mi cabeza en su hombro y mecernos al ritmo de la música, para que al final hiciéramos el amor una y otra vez.

Creo que eso es lo que más amaba de nuestras bienvenidas, las veces que él y yo hacíamos el amor en una noche. A veces muy fuerte y otras muy delicada, pero siempre éramos los dos entregándonos al otro.

Y sin querer perderme mucho en el placer de sentirlo encima mío, manejo de regreso a casa para seguir con mi rutina diaria. Era viernes y debía hacer las compras semanales, casi no había comida en casa y aunque solo fuera yo, me gustaba tener la alacena llena.

Me doy cuenta que no traigo conmigo mi cartera y después de refunfuñar y auto putearme por ser tan distraída, regreso a casa para recogerla. Manejo cerca de unos treinta minutos y cuando llego a casa, bajo y abro la puerta rápido para salir cuanto antes.

Sin embargo, me detengo en seco al sentir un olor a comida.

¿Se han metido a robar?

Busco a mi alrededor algo para defenderme, lo único que tengo a mi mano son mis llaves, por lo mismo, las uso inútilmente quizá y avanzo con la mano alzada para atacar al primer idiota que se me…

Mundo Harry (One Shots)Kde žijí příběhy. Začni objevovat