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J A R A N A 

J A R A N A 

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Harry.

Habíamos entrado, ya estábamos dentro.

El Banco Central del Reino Unido había sido atracado, y nada más y nada menos que por nosotros.

Los primeros días fueron benditos. En el ambiente el miedo se podía oler, era tan palpable que podríamos hacer una fragancia para venderla.

Teníamos todo controlado, incluso la policía se movía como pequeñas hormigas en busca de un plan maestro que pudiera atrapar a los hijos de puta que habían osado robar la mayor reserva nacional.

Joder.

Le estábamos robando a la Reina, y juro que nunca me había sentido tan cerca de la realeza como ahora, mirando su gran retrato justo al lado de la bóveda con todas las libras dentro.

—Venga, muevanse —presionaba Malik con una metralleta colgada del cuello.

—¿Los rehenes están controlados? —Payne pregunta mientras mete los fajos de dinero en una maleta negra.

—Si, está todo listo —responde Horan.

Payne asiente y nos distribuye en lo que serían nuestras tareas para las próximas horas. El plan iba a la perfección y no podíamos evitar sentirnos victoriosos con este avance.

Seríamos millonarios, eso estaba seguro. Aunque claro, primero debíamos escapar sin recibir un tiro en la cabeza.

Camino lejos de la zona de trabajo para ir a mi posición, pero no puedo evitar detenerme cuando la veo monitoreando cómo algunos rehenes avanzan en fila hasta una nueva habitación.

—Disculpe, señorita —veo como detiene sus pasos. —¿Se encuentra ocupada?

Me mira de perfil pero aún así puedo ver como sonríe.

—Eh, avancen recto, y todos calladitos —ordena seria. —Edwards, que se queden sentaditos en el suelo.

Ella asiente y sigue llevándolos mientras la mujer delante mío gira sus talones para encararme.

—Me sorprendes un poquito ocupada —dice caminando lentamente hacia mí. —Pero puedo atenderte igual.

Y antes de que ella camine más, mis pies llegan hasta ella para plantarle un beso con pasión y quizá un poquito de lujuria.

—Nos separamos un minuto y ¿Ya me estás extrañando? —sonríe con la respiración agitada.

—Que puedo decirte, no puedo estar alejado de ti —mi nariz va a su cuello y suelto el olor a miedo para impregnarme de su aroma.

Salvaje.

—Ya tendremos tiempo para hacer el amor, cariño —sus ojos azules me miran, con miedo, y también firmeza.

Mundo Harry (One Shots)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin