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Harry.
—De acuerdo, empecemos.
Edward y Darcy me miran con una mala expresión en sus rostros.
—¿Qué? —digo sin entender.
—Pa, no vamos a limpiar contigo —Ed mira su celular respondiendome sin ningún interés.
—Claro que sí van a limpiar sus habitaciones, es más —subo a la mesa unas cajas de cartón. —Cada uno tiene una de estas a su disposición para colocar los objetos, ropa o lo que sea que vayan a donar.
—¡Pero si uso toda mi ropa! —ambos miramos a mi hija incrédulos.
—Bien —Darcy es la primera en arrebatarme una de esas cajas y salir de ahí.
—Y tú ¿Qué esperas?
—A que One Direction vuelva —achino mis ojos ante la respuesta de mi hijo pero él toma su caja y sale de ahí.
Bien, esto no sería tan complicado. Las instrucciones de Danielle eran claras, lo que no sirve a bolsas de basura y lo que vamos a donar a las cajas, era sencillo.
Bufo y me maldigo a mi mismo recordando que fue muy estúpido para hacer enojar a mi esposa antes de el día de limpieza.
—Ve como lo resuelves.
Dijo antes de desaparecer por la puerta.
Tome una escoba y un recogedor y me dirigí a mi habitación. Ingresé al closet y di una mirada rápida.
Empecé a revisar ropa que tenía empolvada que no utilizaba, encontré varios polos básicos de mi época en One Direction así como camisas y mis preciados sombreros. No pude evitar probarme alguno solo para comprobar que los años no habían pasado en vano, ahora el reflejo del espejo era distinto.
—¡Papá! —el gritonde Darcy no podía ser nada bueno.
Cerré los ojos, tomé aire y valor antes de salir rumbo a la habitación de mi hija adolescente.
—¿Que ocurre, cariño? —suelto con miedo.
—No encuentro mi manta rosada —el espacio es un total desorden.
