Luna Engreída ✓

⚸ | Epígrafe

Adhara, 13 años.

Papá y mamá decidieron divorciaron este año, ellos piensan que estoy desolada porque se separaron, pero no, estoy feliz, no me malinterpreten, estoy feliz porqué ya no veré a mi padre triste por los rincones, mientras observaba como mi mamá se escapaba por las noches cuándo creía que yo estaba durmiendo para irse a encontrarse con su amante.

Papá dice que estoy muy chiquita para saber con precisión los detalles de su separación, pero a él se le olvida que vivimos en un pueblo dónde las paredes tienen oído y la servidumbre se encarga de esparcir las desgracias ajenas con la muchedumbre, escuché a Cintia comentándole a Nuria lo que hacía mi mamá y ellas compartían una acalorada discusión de si estaba bien o mal.

Cintia decía que mamá estaba cansada de vivir en Haunted, rodeada de personas sobrenaturales cuando ella era una simple humana y que el estilo de vida que tiene papá en este horrible pueblo, no le agradaba y ella quería vivir la vida a su manera, sin estar atada aquí de por vida, pero Nuria decía que mamá sabía quién era papá, lo que representaba Haunted en la vida de las personas sobrenatural y que fue su decisión venir aquí, casarse con papá y procrear una vida, o sea yo y que estar hastiada de vivir aquí, no era razón suficiente para engañar a su esposo y destruir su matrimonio.

Luego se escuchó una tercera voz, era la de Olga recriminándola a ambas por opinar sobre un asunto que no les compete y desde ese momento Cintia y Nuria, no volvieron a ser amigas y cada una trabajaba en silencio al lado de la otra, salgo de mis pensamientos cuándo escucho algo caer sobre la hierba, me levanto del suelo y comienzo a buscar con la mirada al intruso.

—¿Quién está ahí? —emito una tos para aclararme la garganta en este lado del bosque, la brisa es mucho más densa, por el nivel de magia que hay a tan solo unos pasos a mi derecha está el lago de lágrimas.

No entro en pánico porqué se defenderme, papá me enseñó a combate cuerpo a cuerpo y a pelear usando mi navaja favorita, también podría usar mi magia si es necesario, aparte que este lado del bosque está protegido, ninguna alma con mala intención puede traspasar nuestro lado del bosque debido a la gran historia que hay detrás.

Una luz cegadora golpea mi rostro y parpadeo para eliminar la molestia que esta causa en mis ojos y luego la brisa fría se paraliza y algo o mejor dicho alguien se posiciona frente a mí, al principio no logro distinguir quien es, pero luego cuando mis ojos vuelven a enfocar, la veo acercándose más a mí, es una mujer o eso parece, con el pelo tan blanco como las nubes y tan brilloso como la luna y sus ojos tan azules como el cielo.

—Adhara —su voz se escucha muy angelical y melodiosa, la brisa fresca golpea mi cuerpo y me engranujo, todos mis sentidos se activan y se mantienen alerta —, he venido a dónde ti a encargarte una misión muy importante, en once años, a tus manos llegará algo muy especial y tendrás que cuidarlo y protegerlo con tu vida, solo tú puedes hacerlo, no me decepciones.

—¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿De qué hablas? —ella solo sonríe.

—Algún día lo vas a descubrir.

—¿Tus padres no te enseñaron que cuándo alguien te hace una pregunta debes de responder? —suelto de manera arisca y me enojo cuando ella me lanza una sonrisa, la veo voltearte e intentar irse sin contestarme —. Oye, responde, no estoy para adivinanzas.

La muy bruja se esfuma, así de la nada y todo vuelve a la normalidad. Suelto un bufido, el sol vuelve a resplandecerse, escucho como Linda chapotea en el agua y me acerco al lago y la veo encima de una piedra, jugando con unas manzanas que caen del árbol.

Linda es una linda sirena con una gran cabellera de color azul, con una dulce voz y un gran carisma, me gusta mucho pasar las tardes conversando o jugando con ella, a veces hago pequeñas bolas de agua y ella se entretiene mirándolas o hago desaparecer y aparecer la manzana o lo que sea que se esté comiendo en ese momento, a Linda le fascina coleccionar objetos, una vez me pidió mi tenedor y lo usaba para desanudarse el pelo, se veía muy chistosa, ella solo sale a la superficie cuándo estoy aquí, le tiene miedo a las personas.

Me siento en la orilla del lago y me quedo mirando el agua cristalina, este lago es muy engañoso, papá dice que, si entras al lago, no sales y desde entonces le tengo respeto y miedo a este lugar. Este lago conecta con el extenso mar negro que rodea a Haunted, donde habitan un sinnúmero de especies marinas que la humanidad no tendrá el placer de verlas o conocerlas, según papá los humanos destruyen todo lo que tocan.

—Adhara, ¿Quieres una manzana? —se acerca a dónde estoy sentada y me sonríe acercando con sus manos las manzanas.

—¿Conoces a la mujer blanca que estaba aquí? —parpadea y busca con su mirada algún intruso.

—No he visto a nadie, sentí que estabas aquí y por eso salí a la superficie.

Linda es muy parlanchina, paso la tarde con ella y antes que baje el sol, me despido y vuelvo a la mansión, siento un mal sabor de boca y algo que me grita que salga de aquí, la brisa golpea mi cuerpo con fuerza, escucho pasos detrás de mí y miro a los lados y no veo a nadie, algo grita en mi cabeza que no vuelva al bosque, alejo ese pensamiento y sigo caminando, el sol se va alejando por el horizonte y me congelo cuándo escucho una voz tenebrosa en mi cabeza.

Huye.

Huye antes de que te encuentren.

Huye antes de que ellos te atrapen.

Huye antes de que sea muy tarde.

Huye.

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