⚸ | Capítulo 9

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Hoy me desperté muy temprano, para confeccionar mi vestido y suelto un gran suspiro cuando termino, han pasado tres días desde que Bastian estuvo aquí en mi casa, tres días desde que casi perdí el control, tres días en los que pensando cómo será m...

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Hoy me desperté muy temprano, para confeccionar mi vestido y suelto un gran suspiro cuando termino, han pasado tres días desde que Bastian estuvo aquí en mi casa, tres días desde que casi perdí el control, tres días en los que pensando cómo será mi vida, viviendo con alguien que me vuelve loca en todos los sentidos, que los dioses me ayuden a sobrevivir a todo lo que se avecina.

Me mido el vestido y me queda espectacular, como resaltan mis curvas y se amolda a mi cuerpo es lo que más me hace amarlo, aparte de que el diseño le da ese toque que le faltaba cuando empecé a diseñarlo, solo faltan dos días para la fiesta, hoy tengo que ir a su casa, para ayudar a Rebecca con los preparativos y a qué me vean los de la manada.

Ya paso una semana desde que nos conocimos en ese bosque y no puedo creer todo lo que ha sucedido desde ese día, siento que ha pasado más tiempo, me miro en el espejo y hay un brillo especial en mis ojos y una gran sonrisa en mis labios, a pesar de todo, no es tan malo, no cambiaría nada de como sucedió, gracias a eso tengo a Sébas en mi vida.

Y a Bastian.

Sacudo mi cabeza y busco en mi closet la vestimenta que usaré hoy y luego voy al baño a ducharme, el agua caliente ayuda a relajarme, seco mi cuerpo y me pongo ropa interior, busco mi crema corporal y la esparzo por mis piernas y por mis manos, me gusta mucho porque huele a cítricos, las que huelen a rosas o flores me dan nauseas, tocan la puerta y escucho la voz de Rania.

—Buenos días —entra cargando una bandeja con mi desayuno.

—Buenos días, Rania. ¿Cómo amaneciste?

—Muy bien ¿Y usted?

—¿Usted? Me haces sentir de cuarenta años —me río y busco el protector solar para ponérmelo en la cara —. Gracias por traerme el desayuno.

—Para eso estamos, si necesita algo más estaré en la cocina.

—Que tengas un lindo día.

Termino de vestirme y salgo a desayunar, me gustan los días soleados, hacen ver el bosque menos tenebroso, las frutas con yogurt hacen que mis papilas gustativas bailen de lo rico que sabe, agarro mi teléfono y le mando un mensaje a Bastian, diciéndole que iré hoy a ayudar con los preparativos, está en línea, pero no me responde, me contengo para no mandarle otro mensaje preguntándole si la otra conversación está muy entretenida.

Maldita sea, no sé porque empecé actuar como si fuese su novia, creo que eso de fingir que somos parejas, me hace confundir la realidad con lo ficticio, soy muy cariñosa cuando tengo novio, pero también se respetar los límites, lo hago para que respeten los míos, doy lo que me gustaría que me den y no me gusta discutir o pelear, corto por lo sano cuando no me respetan o valoran, soy muy pacifica en ese aspecto.

Termino de desayunar, busco mi cartera y salgo con la bandeja para llevarla a la cocina, papá no está aquí hoy, fue temprano a la ciudad a resolver unos asuntos, la cocina está en silencio, me encuentro con Olga despaldas moviendo algo en una olla, muy concentrada, cantando una canción, dejo la bandeja en la mesa y ella levanta la mirada y sonrió.

Luna Engreída ✓Where stories live. Discover now