⚸ | Capítulo 28

84.8K 7K 1.5K
                                    

Sonrió para mis adentros, me siento nerviosa, es la primera cita que tengo con Bastian, no sé cómo actuar, así que solo inhalo aire varias veces, ayer me invito a salir nosotros solos, acepté obviamente, estamos en un pequeño restaurante a veinte ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sonrió para mis adentros, me siento nerviosa, es la primera cita que tengo con Bastian, no sé cómo actuar, así que solo inhalo aire varias veces, ayer me invito a salir nosotros solos, acepté obviamente, estamos en un pequeño restaurante a veinte minutos del pueblo al aire libre, los rayos del sol iluminan todo el lugar, la brisa fresca mueve los árboles, los pajaritos vuelan encima de nosotros, es un lugar mágico e íntimo.

—¿Quieres que pida sopa?

—Han pasado una semana desde que me sentí mal, estoy cansada de las sopas, quiero algo grasiento, como hamburguesa con doble carne o pollo frito, sí pídeme eso.

—¿La hamburguesa o el pollo frito?

—Las dos cosas.

Le hace señas al camarero, mi mirada se pierde en el extenso bosque que tenemos de vista, creo que esto es lo que le da el toque al lugar, la mano de Bastian acaricia mi muslo trazando pequeñas líneas, mientras pide a detalle nuestra comida, me tenso completamente, él levanta la mirada haciendo que me sonroje, ese simple toque está causando estragos en mí, carraspeo para eliminar esa sensación de resequedad en mi boca.

Le regalo una sonrisa para que deje de mirarme así, le doy un pequeño sorbo al vaso con agua, creo que estoy ovulando, porque no puede ser que una simple caricia me encienda de esa manera, espero que no se haya dado cuenta porque me daría mucha vergüenza, el mesero asiente antes de marcharse, nos quedamos completamente en silencio, no ha despegado su mano de mi muslo,

—¿Pasa algo?

—No, nada.

—¿Segura? Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿Te incomoda el lugar? ¿Hice algo mal?

—No, no, solo que estoy ovulando y tus caricias me ponen nerviosa, ya sabes —ladeo la cabeza quitándole importancia a lo que estoy diciendo.

—¿Quieres que deje de tocarte?

—No —mi voz sale desesperada, pero no quiero que se aleje —, no me molesta que me toques, me gusta.

Demasiado.

—Está bien.

A pesar de que son las doce del mediodía, el restaurante no es muy concurrido, pensé que a esta hora estaría repleto de personas, aunque me gusta que esté así, hay más privacidad, más intimidad, me gusta observarlo, contemplar con atención cada una de sus cualidades, específicamente las de su rostro, esos labios pecaminosos que son tan apetecibles, o esa linda nariz que amaría ver en mis hijos o sus ojos marrones que me miran con ternura, encima de su ceja izquierda tiene una pequeña cicatriz, que solo se puede ver a simple vista.

—¿Con qué te hiciste esa cicatriz?

—Peleando.

—¿Con quién?

Luna Engreída ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora