⚸ | Capítulo 20

86.2K 8.1K 3K
                                    

Me miro en el espejo, quitándome el maquillaje, desde que decidí montar la tienda, he estado buscando como diseñar el lugar, ayer por fin pude reunirme con Aurora y firme el contrato, tengo lo más importante, ahora solo falta comprar los muebles, ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me miro en el espejo, quitándome el maquillaje, desde que decidí montar la tienda, he estado buscando como diseñar el lugar, ayer por fin pude reunirme con Aurora y firme el contrato, tengo lo más importante, ahora solo falta comprar los muebles, decorar, ponerle las luces y la cámara de seguridad, tendré que pedirle a papá en número de alguien que trabaje con eso.

Me despojo de mi ropa y entro en la ducha, tarareo una canción mientras enjuago mi pelo, miro las puntas, necesito hacerme un corte para que no se vea tan feo y debilitado, salgo del baño cuando estoy totalmente seca, me quedo en ropa interior ya que estoy sola en la habitación y si me pongo un vestido mi cabello terminará mojándolo.

Jalo el mueble pequeño y me siento a desenredarme el pelo, dejaré que se me seque con la brisa, me gustan las hondas naturales que se hacen cuando lo dejo así, Bastian abre la puerta y se detiene cuando ve lo que estoy haciendo, su mirada recorre mi cuerpo, parpadea varias veces, se devuelve, cierra la puerta, da dos golpecitos y pregunta que si puede pasar.

—¿Qué fue eso?

—No debí de entrar a la habitación sin tocar la puerta, sé que debo de respetar tu privacidad, lo siento.

—No te preocupes, además ya me has visto desnuda.

—No quiero que me dejes de hablar de nuevo —sus ojos no se mueven de mi rostro, sé que se está conteniendo para no bajar la mirada —. ¿No me ignorarás otra vez?

—No, fue una actitud muy estúpida de mi parte, pero el trauma de abandono que tengo me hace actuar así, lamento si te hice sentir como un condón.

—¿Condón?

—Ya sabes, de esos que usas y lo tiras a la basura, no quiero que pienses que te use, aunque sí lo hice, pero no con esa intención, ¿Si me entiendes?

—Claro que te entiendo Adhara.

Suelto un suspiro de alivio, me acabo de quitar esa carga de encima.

—Me alegra saber que arreglamos nuestro pequeño inconveniente.

—¿Puedo hacer una pregunta?

—¿A parte de la que acabes de hacer? —asiente lentamente —, claro, pregúntame.

—¿Qué has estado haciendo las últimas dos semanas? Te levantas muy temprano, llevas a Sébas a la guardería, lo traes a la hora de la comida y te vuelves a ir.

—Trabajando.

—¿Con quién?

—Sola.

—¿Puedo ir contigo?

—¿A trabajar?

—Sí, a trabajar.

—Está bien.

Si me quiere acompañar a buscar telas y modelos de diseños, pues bienvenido sea, se sienta en la cama y ve como me desenredo el pelo, no hablamos, pero el silencio es agradable, no como hace una semana, la tensión se sentía en el aire, cuando termino, me unto una crema para peinar y lo dejo suelto, he estado yendo y viniendo a casa durante dos semanas como un trompo sin rumbo, emocionada porque pronto tendré mi tienda.

Luna Engreída ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora