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"Un lago.
Un lobo.
Un bebé.
Una manada.
¿Adhara estará preparada para todo lo que se le avecina?"
Libro I de la serie amores verdaderos.
Portada: @skyegrphics
Inicio: 24/9/22
Publicado: 8/10/22
Terminado: 2/04/23
*BORRADOR*
Todos los derechos r...
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Pov. Bastian 🐺
Hoy fue un día muy pesado, reunión tras reunión, pero gracias a los dioses llegamos a un acuerdo con los rogues que querían entrar a la manada, solo estaban buscando un refugio y comida, había niños y ancianos con ellos, lamentablemente no pude acogerlos, pero si le brindé comida y un abrigo durante unos días, hace una semana levantaron el campamento y siguieron su rumbo.
Le he expresado mi inquietud algunos miembros del consejo con respecto al inexistente olor de Adhara, ellos tampoco logran entender, no hay escritos referentes a eso, uno de ellos me dio la idea de que la marcará a ver si con mi olor impregnado en su cuerpo, el suyo quizás salga a flote, pero marcarla sería atarla a mí de por vida y no creo que ella quiera eso.
Aunque sí creo que ella es mi alma gemela, no es normal la manera en que mi cuerpo reacciona al suyo, tampoco como mi lobo se tranquiliza cuando estamos juntos o ese dolor sordo que me invade cuando Adhara está lejos, no quiero asustarla confesándole mis sospechas, pero necesito confirmarlo antes de contarle.
—Papi, ¿me cargas? —Sébas abre sus bracitos y lo alzo, se acerca para decirme un secreto —. Mamá no quiere bajar, porque escucho la voz de la tía Daphne, ¿Puedes ir a buscarla y decirle que venga con nosotros?
—Vamos juntos a convencerla.
—No, ve tú, yo iré a jugar al columpio con la abuela.
Me pide que lo baje y se va corriendo a la cocina en busca de mamá, Adhara decidió mandar hacer un columpio en el jardín, porque él quería uno, se ha dedicado a cuidar los árboles y hacer que crezcan flores del suelo, entro en la habitación y la encuentro acostada mirando como el sol se va escondiendo, levanta la cabeza cuando escucha que cierro la puerta.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres bajar?
—No quiero desgastarme peleando con Daphne, decidí que la iba a evitar y eso estoy haciendo.
—¿Te vas a quedar encerrada aquí?
—Hasta que ella se vaya.
—No tienes que hacer esto bonita, le advertí que no toleraré otra falta de respeto hacia ti o la echaría de la manada.
—¿Harías eso?
—Por tu felicidad haría lo que sea.
—Gracias.
—¿Vas a bajar o te quedarás aquí?
—Voy a bajar solo porque tengo hambre.
Se levanta de la cama y mis ojos recorren su cuerpo, esos pantalones envuelven sus piernas como si fuera una segunda piel, busca una chaqueta y la pone sobre sus hombros, dejo que salga delante de mí, camina con lentitud hacia la escalera, pequeñas risas y murmuros llegan a mí cuando empezamos a bajar.
