⚸ | Capítulo 23

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—Han sido unos días intensos, pero no me quejo, todo sea por cumplir mi sueño

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—Han sido unos días intensos, pero no me quejo, todo sea por cumplir mi sueño.

Hablo sola, me estoy arreglando para salir, ayer llame a mamá, tome la iniciativa de elegir el día y la hora en que nos veríamos la cara, luego de tanto tiempo, todo mi cuerpo tiembla de los nervios, pero estoy decidida, hoy es el día, me puse algo sencillo, nos encontraremos en un restaurante de la ciudad, porque ella se niega a pisar el pueblo, suelto un suspiro y me acomodo la ropa, en eso tocan la puerta y Bastian entra a la habitación, frunce el ceño cuando me mira.

—¿Vas a salir?

—Sí.

—¿Con quién? —lo miro a través del espejo, sigo pasando el cepillo por mi cabello, él desvía su mirada y suspira —. Solo tengo curiosidad.

—Con alguien muy importante.

—¿Es un hombre?

—No Bastian, no saldré con un hombre, ni siquiera los miro cuando estoy en la calle, ellos a mí sí, aunque los entiendo, soy una belleza andante.

—¿Vuelves temprano para la cena?

—¿Por qué? ¿Invitarás a Venus a cenar? —suelto el cepillo y me volteo para mirarlo, tiene una estúpida sonrisa en el rostro, no sé qué es lo que le causa gracia.

—¿Estás celosa?

—¿Hay motivos para que lo esté?

—No.

—Ahí tienes tu respuesta.

Agarro mi cartera para salir de la habitación, pero su mano se envuelve en mi brazo jalándome hacia su pecho, pongo los ojos en blanco, esconde su rostro en mi cuello, acariciándolo lentamente con su nariz, me estremezco por ese simple toque, deja un beso en mi barbilla y me mira directamente a los ojos, se acerca despacio observando mi reacción, debería de empujarlo por hacerme perder el tiempo, pero me gusta estar entre sus brazos, me gusta la calidez que me invade cuando me abraza.

—¿Por qué no puedo olerte?

—¿Qué? —mi rostro refleja la confusión que estoy sintiendo en este momento, inhalo varias veces y mi cuerpo huele al aroma de mi perfume—. ¿Estás enfermo o tendré que cambiar de marca que ya se le acabo la intensidad del perfume?

Mi teléfono comienza a sonar, tengo que salir ya, mamá no dejará de llamar hasta que me vea entrando en ese restaurante, suelto un resoplido, le mando un mensaje diciéndole que ya salí, que no se desesperé.

—No hablo de eso, olvídalo, en otro momento me responderás eso, cuando tengas tiempo.

—Está bien, Sébas está durmiendo, en la nevera esta su merienda, me voy.

—¿Y mi beso?

Pongo cara de fastidio, pero sé que no me soltará hasta que lo haga, me alzo para besar su mejilla, Bastian voltea el rostro para que nuestros labios se topen, lo empujo saliendo de sus brazos, suelta una gran carcajada, vuelve agarrar mi rostro repartiendo besos por todas partes, en definitiva, con él no se puede, salgo a pasos apresurados de la habitación, me monto en el auto, Venus aparece en mi campo de visión con una gran sonrisa en el rostro y mirando para mi casa.

Luna Engreída ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora