Luna Engreída ✓

⚸ | Capítulo 5

Maratón 2/2

Me desperté con muchas ganas de ir a ver a Sébastien, busco una de las tantas camionetas que tiene papá en el garaje y agarro la primera llave que encuentro, memorice el camino de mi casa a la de Bastian ese día que me trajo, le mando un mensaje diciéndole que voy de camino, aunque él me haya dicho que puedo ir cuando sea, pero es su casa y a mí no me gustaría que vengan a la mía sin avisarme.

Hace dos días que no lo veo y mi corazón bombea fuerte cuando voy majeando por la carretera que me llevará a la entrada de la manada, sé que cada día que pasan nos lleva a la fiesta, en dónde Bastian me presentará como su pareja y aunque en estos momentos me sienta nerviosa, sé que cuando pase, no le daré importancia a las opiniones de los demás, la única opinión que me importa es la de papá y él me apoya.

El aire esta denso, me abrigue bien antes de salir, parece que va a llover, mi teléfono suena, pero no le tomo importancia, mis ojos siguen en la carretera, en parís no tenía carro propio, tomaba taxi o me iba en el carro de mi amiga, quise vivir la experiencia al máximo, ahorraba cada centavo que papá me mandaba y lo invertía en hacerme mi propia ropa, también confeccionaba para otras y me traían más clientes, amaba vivir allá, pero me hacía mucha falta papá.

Sé que llegue a la entrada cuando veo un gran letrero que dice Black Moon, es el nombre de la manada, este lugar cada día me sorprende más, es como una pequeña cuidad dentro de otra, aunque no tienen tantas cosas como en el pueblo, aquí hay una cafetería y una lavandería, es impresionante las estructuras de cada casa, parqueo a fuera de la casa de Bastian, es la más grande y la que está más cerca a la entrada del bosque, toco dos veces la puerta y escucho unos pasos y luego la abren.

—Bienvenida, Luna —es la madre de Bastian quien me recibe en su casa.

—No soy su l... —me contengo de terminar la frase y suelto un suspiro.

—Tienes que acostumbrarte a que las personas te llamen así, cuando vengas a vivir aquí en la manada, eso es lo que serás para ellos.

—Lo sé, pero me cuesta y lo estoy intentando, lo juro.

—No te presiones corazón, sé que esto es abrumador, pero todo saldrá bien —asiento varias veces y sonrió —. ¿Quieres ver a Sébas?

—Sí, por favor.

Subimos la escalera hasta el segundo piso, la casa es muy espaciosa, seguimos caminando hasta llegar a las ultimas puertas y me doy cuenta que el pasillo es largo, pero, hay un gran ventanal, que da vista al bosque, los altos pinos envuelto con la neblina, me dejan impresionada, es una belleza, amaría ver algo así todos los días.

—Está es la habitación del bebé y la de al lado es de Bastian —dice cuando abre la puerta, Sébas se encuentra durmiendo en su cuna, hay una lámpara en forma de luna y sonrió, la habitación es espaciosa, al lado de la cuna hay un cajón con un porta retractos —. Es Dania, su madre —me acerco a mirarla y es hermosa, Bastian la abraza por detrás y los dos tienen sus manos, en la panza de ella, se ven muy felices, desvió la mirada y hay un área de juego, una mecedora y un pequeño mueble.