Luna Engreída ✓

⚸ | Capítulo 17

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Todos mis sentidos se activan, mis piernas tiemblan, mis manos hormiguean, siento la boca reseca y no sé qué palpita más rápido si mi corazón o mi entre pierna, mi respiración es irregular, siento mi cuello caliente, humedezco mis labios y seco mis manos con el respaldo de mi pantalón, me contengo para no brincarle encima.

—¿Me vas a hacer rogar? —está totalmente inmóvil, mirándome sin dar un solo paso —. Está bien, creo que uno de los amigos de Brandon podría ayudarme a resolver este pequeño problema.

Intento dar un paso y él me lo bloquea, sonrió para mis adentros cuando gruñe, le pone seguro a la puerta y mi pobre corazón late más deprisa con cada paso que él da, sus manos agarran mis mejillas, me hipnotiza con su mirada, enviando hondas de calor directamente a mi núcleo.

—¿Estás segura?

—¿Me deseas Bastian?

—Sería muy hipócrita de mi parte decirte que no te deseo, anhelo poner mis manos encima de tu cuerpo y hacerte mía.

—¿Entonces qué esperas?

Su boca colisiona con la mía, causando un mar de sensaciones en mi cuerpo, mis manos suben a su cuello y mis piernas rodean su cintura, me restriego en su notable erección buscando alivio con cada fricción, jadeo entre sus labios, su lengua se enredó con la mía, poseyéndome, marcándome, devorándome, su dedos se enrocaron alrededor de mi camisa, alzando mis brazos lo saco de mi cuerpo, sus labios recorrieron cada rincón de mi cuello, dejando un camino de besos húmedos hasta llegar a la curva de mis senos.

—¿Puedo? —asiento lentamente, mi cuerpo se eriza cuando sus dedos quitan mi sostén, una sonrisa perversa crece en su rostro, pierdo la razón cuando comienza a besar mis senos, mi mano sube a su cabeza, muerdo mi labio inferior para contener un gemido, la parte baja de mi vientre se contrajo, mi mundo daba vueltas en este momento.

—Por favor, haz que deje de doler.

Sus dedos se deslizaron hasta mi pantalón, ayudándome a quitarlo y bajando mis bragas al mismo tiempo, sentó mi trasero en la mesa, su boca volvió a devorar mis senos, otro gemido amenazaba con subir por mi garganta, pero me contuve, rompe el beso y me contempla fijamente, observándome como si fuera la pieza de arte más valiosa del mundo, haciéndome sentir como la mujer más hermosa del mundo.

Mis manos volaron a la hebilla de su pantalón, pero me detuvo, las suyas recorrieron mi cuerpo, enviando pequeñas hondas de placer a mi cuerpo, su tacto sobre mi piel calentó todo mi ser, me incline hacia atrás apoyando mi espalda en la mesa, sus dedos acarician mi tobillo lentamente, anticipando lo que va a suceder, muerdo mi labio inferior con fuerza cuando siento su leve respiración en mi centro.

—Humedad y lista para mí.

Me estremecí bajo el delicado toque de su lengua en los pliegues de mi vagina, solté un leve jadeo y un delicioso escalofrío recorrió mi columna cuando mordisqueo mi clítoris, abrí más mis muslos para darle acceso, una oleada de satisfacción sacudía mi cuerpo con cada una de sus lamidas, mi cabeza choco con el mármol de la mesa y cerré mis ojos disfrutando de la sensación tan abrasadora que envolvía todo mi ser.