Capítulo 3

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Había llegado justo con el timbre de la institución

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Había llegado justo con el timbre de la institución. Suspiró cuando estuvo en él aula, sacando el aire retenido y apoyando sus manos en el costado de su estómago. Le había entrado un cólico por correr cinco cuadras seguidas, sin parar.

Completó la prueba con éxito, y el estudiar realmente no sirvió de nada, ya que era de lo más sencillo. Cuando salió, aún habían muchos de sus compañeros observando un pequeño descuido de la profesora, con la esperanza de que algún alma se apiadara y pasara algunas respuestas.

Bufó. Estaba realmente fácil.

—Primero en salir. ¿Por qué no me sorprende?—Jimin, su mejor amigo, venía hacia él con una sonrisa. Despeinó sus cabellos y dió un beso en la comisura de sus labios.

—Dime, que diría Yoongi de tus besos tan indiscretos.

—Que tú fuiste antes que él—guiñó en su dirección.

Era una costumbre ya totalmente aceptada por Taehyung. Jimin solía darle besos que él llamaba "atrevidos e indiscretos", y aunque su novio estuviera bien con ello, a él le parecía una falta de respeto. Pero quien alegaba contra Park Jimin. Ambos fueron el primer beso del otro.

El primer amor de Taehyung.

Cuando Min Yoongi entró en la jugada, había sido un golpe duro para Tae. Se dio cuenta que no siempre sería el primero en la vida de su amigo, aunque esté alegara lo contrario. Sabía que eran palabras vacías, pero que le hicieron aceptar su posición y realidad. Hoy en día era un asunto más que superado, aunque dos años atrás haya sido el motivo de sus desvelos.

—Hablando de tu novio. Llegó el fin de semana a mi casa a dejarme una bolsa enorme de mandarinas. Creo que debería tratar su obsesión—Jimin rió. Eso sonaba como su novio. Un pequeño gatito obsesivo con el néctar de dicha fruta.

—Vaya que se lo he dicho. Creo que un día de estos me va a intercambiar por un saco de mandarinas en el mercado—ambos rieron, y hablando estupideces mientras caminaban a la cafetería.

—Escuché que contrataron un nuevo profesor de química. No sabía que la maestra Jina había renunciado.

—Digamos que ha sido mi culpa—soltó una risita inocente. Tal cual niño que había realizado una travesura. Aunque realmente no fue su culpa. Solo era una maestra más que no tenía vocación con los adolescentes.

—Es la segunda, ¿No?—Taehyung asintió apenado—Eres todo un caso, cariño.

Comieron bajo charlas triviales, hasta que el timbre volvió a sonar para retomar las clases. La propuesta de saltárselas salió de la boca de Jimin, mientras que el otro la denegaba escandalizado, con un sermón incluido de porque eso retrasaba su rendimiento académico.

—Es que eres un anciano. Todos alguna vez nos hemos volado las clases.

—Pues yo no. Menos si es química.

—Lo se, mi pequeño científico—Jimin se colgó de su cuello, ya que era considerablemente más pequeño que Taehyung.

Le tomó por la cintura, estrechándole hacia su cuerpo. En momentos como este, siente que sus sentimientos realmente no han desaparecido, solo están escondidos y salen en sus momentos más vulnerables. Desecha la idea y sigue abrazándole con vehemencia, tanta que siente que podría llorar. Porque siente sus sentimientos a flor de piel, y el corazón de su amigo palpitando en parsimonia con el suyo.

—Hey marinero. No manosees la mercancía.

Ambos se separaron en el instante que escucharon la voz de Yoongi. Este les miraba con cariño y una mueca graciosa.

—Hola guapo—ahora Jimin se colgó del cuello de su novio, dejando un casto beso en sus labios. En ese momento Taehyung sintió una daga en su pecho. No eran celos, más bien un sentimiento de melancolía, de lo remplazable que se sentía. Se sentía algo posesivo, pero según estaba justificado. Había sido su amigo primero.

Tal vez era la dependencia que había generado, o tal vez porque este se había llevado todas sus primeras veces. Aunque no se arrepentía de absolutamente nada. Todo se sentía correcto. Y ahora lo correcto era la profunda felicidad al ver como su amigo sonreía a su pareja, aunque en el fondo tuviera miedo.

El vería otros caminos, otras personas, otros amores. Jimin ya tenía el suyo. Solo espera ese alguien supiera que necesita una dosis de mimos cuando va a ocurrir un suceso importante. Alguien que no le lleve postres de canela, porque es alérgico a ella. Que sepa dónde tocar para que sus piernas queden temblando después de un orgasmo, y que le gusta sobre estimularse para alargarlo.

Alguien que entienda que no es una máquina sin sentimientos, a la que pueden pisotear por una orientación sexual o un coeficiente más alto. Como el padre que no lo supo valorar, por tener comportamientos diferentes a los normativos, más "Afeminados" decía.

Porque todas sus inseguridades se veían reflejadas en el abandono, el no ser suficiente. Ser remplazable.

Al parecer los Daddy Issues los tenía pintados en la frente.

Pequeño DesastreWhere stories live. Discover now