Capítulo 30

857 70 3
                                    

Taehyung había quedado con un mar sabor de boca luego de la "discusión", si es que se podía llamar así de alguna manera

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Taehyung había quedado con un mar sabor de boca luego de la "discusión", si es que se podía llamar así de alguna manera. Le afectaba, no lo podía negar. Sentía como si ambos fueran dos almas incompletas, tratando de buscar esa parte que les faltaba. Y no estaba bien, ellos tenían que estar completos para que pudiera funcionar.

Pero también le daba miedo por Jungkook. Después de verle así, no sabía que debía hacer. Ya le había dicho que  no lo dejaría, pero ahora no estaba tan seguro. No quería lastimarlo, pero tampoco a él mismo.

El lío en su mente era como un acantilado. El eco al vacío y la gran profundidad de su caída. Todo era tan jodidamente difícil.

Y justamente por ese hecho no podía emitir palabra. Tenía a Jungkook entre sus piernas abiertas, ambos estando en la tina. Taehyung proporcionaba caricias al cabello de Jungkook y este solo se recostaba apacible en el pecho del rubio, disfrutando de los toques.

Estaban disfrutando la verdadera sorpresa de Jungkook. Resultaba que había preparado la tina, una tabla de quesos y vino tinto.

Quería pasar un buen rato con Taehyung, aunque ahora se había vuelto un poco incómodo, a pesar de las caricias, lo sentía tenso, demasiado.

—¿Nos imaginaste así cuando nos conocimos?

—No en realidad. Forzaba a mi cabeza a no imaginarte de esta manera, a pesar que indiscutiblemente me gustabas—respondió Taehyung. Hacía figuras en el agua, bastante desviado de la conversación, sin siquiera mirar al pelinegro, aunque este tampoco le veía.

—¿Que te hizo pensar qué tal vez te gustaba?—Taehyung sonrió, recordando todo lo que gustó de su maestro.

—Eras atractivo. Fue primeramente eso, aunque con el tiempo, empezaste a cumplir mis caprichos científicos, darme consejos, e incluso consolarme en días malos. Llegue a pensar que quizá había encontrado una figura paterna en ti, y por eso el motivo de mi total afecto—suspiró—Pero creo que supe que algo andaba mal en mí durante la cena de navidad y el día siguiente. Quizá cuando te quité la etiqueta de profesor, mi mente tuvo más claridad, aunque no la suficiente para aceptarlo. Y se que compartimos mucho antes de eso, pero quitarme el estigma no fue fácil. Verte como una pareja no fue fácil, aún cuando pude aceptarlo.

—Entiendo—susurró haciendo que los brazos del rubio rodearan su pecho, abrazándolo.

—¿Y tú? ¿Que te hizo darte cuenta?

—Supongo que un día solo lo supe, pero fue desde el principio, me cautivaste. Realmente me hipnotizaste, y estaba muy asustado—ladeó su cabeza para verlo—Fuiste el primer chico que me gustó, yo solo había estado con chicas, nunca he tenido una relación, y eso a la larga me dio pánico, y que fueras mi alumno no ayudaba mucho. Me sentí la peor basura del mundo por querer tenerte a mi lado.

Pequeño DesastreWo Geschichten leben. Entdecke jetzt