Capítulo 19

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Fue a la barra, después de todo, tal vez se tomaría un trago

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Fue a la barra, después de todo, tal vez se tomaría un trago. Aprovecharía su mayoría de edad.

Le pidió al barman un whisky en las rocas, necesitaba un trago para principiantes, no estaba habituado a tomar. En su dieta ni siquiera se permitía los refrescos, mucho menos el alcohol. Pero una vez al tiempo no hacía mal.

Se sentó observando el trago, con la cabeza apoyada en su mano, con una mueca de aburrimiento en su rostro. Ahora su plan se había ido a la mierda, ya que sus amigos ni siquiera le prestaban atención para notar su evidente desinterés.

Dio el primer sorbo, sintiendo el típico escozor en su garanta. Resopló. No sabía que podía saber tan mal.

—Creo que te gustarían más las bebidas dulces.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Aquella voz que le puso los pelos de punta la última vez que le vio. La voz que quería evitar, quizá por vergüenza o por miedo, no lo sabía.

Lo miró. Sus ojos encontrándose en una mirada cargada de algo que el rubio no supo descifrar. Cuando intentó responder, sintió un repentino mareo. La música tan alta había empezado a afectarle.

Quizo levantarse, necesitaba salir urgentemente del lugar, respirar un poco de toda esta gente que se amontonaba en las esquinas.

Jungkook había notado el estado del rubio. Pero se preocupó cuando lo vio tambalear, con la mirada perdida, buscando la puerta del lugar.

—Ven conmigo—lo guió por toda la pista, chocando con cuerpos alcoholizados hasta llegar al escenario y entrar por una puerta detrás del pequeño espacio.

El lugar estaba vacío, lleno de espejos con luces y tocadores con todo tipo de productos de belleza, y por último, un pequeño sofá en la esquina.
Jungkook lo sentó ahí, limpiando con su chaqueta el sudor en la frente del rubio.

Cuando ya lo veía más calmado, Jungkook no podía evitar sentir curiosidad de por qué el rubio había venido a este lugar del cual una vez le platicó. Aunque no creía que recordara realmente.

—¿Que haces en un lugar como este?

—¿Un lugar como este?—preguntó el rubio a la defensiva.

—Si, ya sabes, no creí que el alcohol fuera lo tuyo.

—No lo es—susurró el rubio.

—Ya lo he notado. Pasaste minutos mirando el vaso y cuando por fin diste un trago ya estabas al borde del desmayo—el rubio rió, asumiendo que había sido así. Tenía poca tolerancia con el alcohol, y agradecía que fuera así. Aunque algo más le llamó la atención.

Pequeño DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora