Capítulo 32

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Se le había hecho un poco tarde, ya daban las ocho en el reloj y él apenas bajaba del taxi

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Se le había hecho un poco tarde, ya daban las ocho en el reloj y él apenas bajaba del taxi. Y tampoco tenía internet para avisar que siempre asistiría al encuentro acordado.

Por otro lado, estaba nervioso, sus manos sudaban y su respiración se sentía errática. Subió sin pasar por recepción, y el encargado tampoco le prestó mucha atención, así que fue directo al ascensor.

Entre más se acercaba, se moría un poco más. Llevaba un mes sin ver al hombre, y para su desgracia lo extrañaba demasiado, tanto que podría parecer desesperado. Ansiaba por tirarse a sus brazos y besarlo.

Caminó por el pasillo, buscando la conocida habitación. Jungkook le había dado el código, pero tocaría ya que seguramente ya se encontrará dentro.
Tocó el timbre y se alejó. El cerrojo de la puerta sonó, y con él su ansiedad.

—Taehyung, veniste—dijo con una media sonrisa.

El peliazul no se hizo de esperar y se lanzó a sus brazos, adentrándose al departamento. Jungkook cerró la puerta como pudo, correspondiendo al tan efusivo abrazo. Lo rodeó con ambos brazos por la cintura, apretándolo a sí mismo.

Taehyung sacó su cara del pecho del pelinegro, para subir su mirada a su rostro. Un nuevo piercing adornaba su ceja, y se veía muy bien. Siguió inspeccionando hasta llegar a sus labios, y realmente no podía resistirse más.

Lo besó.

Estaba desesperado por su toque, ansiaba que esos labios estuvieran en parsimonia con los suyos. Chupó su labio inferior, antes de adentrarse a su boca. Sus labios danzaban majestuosos, abriéndose paso entre la boca del otro con sus lenguas.

Cuando sintieron no poder respirar, se separaron con una sonrisa, aunque no tan sincera por parte de uno.

—Lo lamentó tanto, Jungkook. No sabes lo que me arrepiento de haberte dejado solo así—tomaba su rostro, palpándolo.

—No te preocupes, Tae—le sonrió—Quizá no utilice las palabras correctas y entiendo que te alteraras—los dirigió a ambos al sofá—Por eso te di tu espacio, pero no quería que las cosas terminaran mal. Lo lamento...

Taehyung lo silenció con un beso, este más desesperado que el anterior, aunque no fue devuelto con el mismo ímpetu. Jungkook puso las manos en el pecho contrario para alejarlo.

Lo vio con el ceño fruncido, nunca antes lo había rechazado, pero cuando iba a preguntar, algo llamó su atención. En el recibidor habían unas maletas.

—¿Te vas de viaje?

—Si...—susurró.

Sonrió—¿A dónde irás?

Jungkook rascó su nuca, nervioso—Inglaterra.

—Es hermoso, jamás he ido, pero en las fotos se ve muy bien—reflexionó—Aunque con los filtros, ya nada es seguro.

Pequeño DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora