Capítulo 38

923 75 8
                                    

—Entremos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Entremos.

Taehyung se quedó parado en el marco de la puerta. No había considerado esta parte. Ese lugar le traía malos recuerdos. En especial el de esa mañana que se deshizo en llanto sobre aquella cama donde se entregó por última vez a él.

No había regresado a pesar de que pudo, no quería volver a recordarlo. Pero ahora estaba aquí, y ese sentimiento picaba un poco su corazón y nublaba su razón.

—Tae, vamos, pasa.

Sobó sus antebrazos, sintiendo un escalofrío cuando vio todo como lo recordaba.

—¿Estás bien?—asintió—Puedes sentarte, empezaré con la comida.

—Te ayudaré.

—Bien.

Caminaron a la cocina y empezaron. Jungkook freía la carne, mientras que Taehyung se encargaba de la ensalada.

Poco después, llegó Soobin con intención de ayudar, por lo que el menor le encargó mover la ensalada para mezclar el aderezo. Taehyung sonrió. Los niños podían ser feliz con tan poco.

Movieron todo a la mesa y se sentaron para empezar con la comida. El ambiente estaba lejos de ser incómodo, y los mayores tenían que aceptar que eso se debía al pequeño que siempre tenía un tema de tema de conversación para aportar.

—Y luego la miss le dijo que tenía que tratar bien a sus compañeros y no pegarles.

—Tu maestra estuvo bien. Siempre hay que tener respeto por los demás, no importa la situación o el género—dijo Jungkook.

Siguieron con temas triviales hasta terminar la comida, hasta que luego de unos minutos Jungkook recibió una llamada de Namjoon diciéndole que estaban esperando a Soobin en el estacionamiento para un tarde de parque y bicicletas. Por lo que fue a dejarlo, antes de que Taehyung le expresara que él se encargaría de los platos mientras volvía.

Volvió a la cocina y empezó con su tarea.

Arremangó su camisa y puso manos a la obra. Fregaba cada plato con una sonrisa triste, melancólica. No imagino estar aquí de nuevo, nunca se le pasó por la cabeza.

Pero ahora estaba aquí, esa parte que le hacía recordar a su yo joven que quería comerse al mundo, y que se enamoró de un maestro que le hizo cambiar un poco la perspectiva de su vida. Y es que quizá no sería lo que es si no fuera por eso. Ahora estaba feliz con su vida, aunque aún faltara una pieza.

Sintió unos brazos rodear su cintura. Ladeó su cuello para darle espacio a la cabeza de Jungkook que se posicionó detrás de él, mientras no dejaba de lavar.

Pequeño DesastreWhere stories live. Discover now