Pequeño Desastre

Capítulo 7

—¿¡Puede creerlo!?

—Claro que lo hago.

—No me diga que es uno de esos románticos empedernidos. Es ciencia, solo hormonas en el aire. Un beso no puede desatar sentimientos más que sexuales. Y menos el querer creer que es el amor de tu vida.

—No deberías de juzgar a tu madre.

Esa mañana su alumno favorito (que era más un amor-odio) había llegado pidiendo una opinión profesional que le confirmara lo que él creía de la situación. Así que cuando el profesor Jeon se puso del lado de su madre, se vió totalmente incrédulo.

—No lo hago..—bajó la cabeza, culpable. Claro que lo hacía, a quien quería engañar.—Es solo que quiero entender algo que no creo posible. Es frustrante ver como las cursilerías arrasan con estudios verídicos. Ni siquiera se por qué le cuento esto a usted.

Jungkook suspiró. El chico era algo obstinado.

—Taehyung nadie te dice que creas en algo que no puedes ver, pero eso no quiere decir que no sea real. Tu perspectiva del mundo no es la única, hay muchas más facetas, no te encierres solo en lo que puedes ver.

—¿Usted lo ha sentido?

—¿Disculpa?

—Eso que dice sentir mi madre.

—No.

—¿Y cómo puede hablar con tanta seguridad?

—Porque el mar no ha sido explorado ni un 10%. Porque la vida es tan efímera, que bastan segundos para acabar con ella. Porque hay una infinidad del cosas que no tienen explicación—Se levantó de su escritorio y caminó a uno de los estantes en el laboratorio, sacando de ahí una libreta negra, con sellado dorado en el frente. La tendió en dirección a Taehyung—Toma.

—¿Una bitácora?

—Haz tu propia investigación. Dices que solo son cúmulos de hormonas, pues compruébalo por ti mismo—despeinó sus cabellos rubios con cariño. En algunos meses el estudiante había logrado alojarse un poco en su corazón, con cada ocurrencia y pequeñas charlas durante las prácticas. Además de la inocencia y ternura que derrochaba, lo que le parecía encantador.

—Lo haré—salió emocionado del laboratorio.

Jungkook sonrió. Esperaba que su alumno lograra sacar esa chispa de espontaneidad que tenía alojada en algún lado. No quería que pasara por lo mismo que él.