capítulo siete

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El sol brillaba en lo alto del cielo celeste. Las nubes parecían inmóviles en su lugar, transformadas en figuras reconocibles por los humanos presentes en el festival gracias a la voz de una niña que no dejaba de chillar: "¡Esa nube parece un conejito! ¡Y esa otra un algodón de azúcar!", mientras señalaba con su pequeño dedo índice el inmenso cielo que se cernía sobre ellos.

Algunos alumnos de la universidad reían con dulzura y le daban la razón. Ellos mismos tenían la capacidad de pensar como niños (de vez en cuando) y ver cosas allí donde otros no las veían.

—Qué niña más linda. Seguro que todos están encantados con ella —la mirada de Collei no podía despegarse de ella. Su cabello rubio estaba recogido en dos coletas, un vestido rojo envolviendo su pequeña y rellena figura.

A su lado se encontraba Albedo. No era de extrañar que estuviera aquí, él amaba el arte. Y esa niña probablemente se tratase de su hermana menor, una chiquilla con tanta imaginación que tendría que vivir más en el mundo de Yupi que en su propio mundo.

—Tiene pintas de ser un poco pesada —dijo Cyno desde su lugar, su mirada volviendo a la pantalla de su móvil. La imagen de Aether junto a una joven de cabello celeste apareció justo frente a él. Era una historia de su cuenta privada.

—Tampoco seas así. Seguro que es un amor —sus palabras fueron ignoradas. Su mejor amigo le mostró su móvil, cambiando por completo el tema de conversación.

—¿Es esta la estudiante de derecho de la que te hiciste amiga hace poco?

—¡Así no puedo ver, joder! —Collei le agarró la muñeca y alejó el móvil de su rostro—. Eeeeh... Sí, es ella. ¿Cómo tienes su Instagram? No lo tengo ni yo.

—Ah, pues —le dio al botón para retroceder, mostrando la historia que había subido Aether—. Sorpresa.

Los ojos de Collei brillaron de la emoción. Una tan incontrolable que le robó el móvil a su mejor amigo sin querer.

—¡Es amiga de Aether! ¡Del mismísimo cantante! —comenzó a dar vueltas alrededor del lugar mientras murmuraba mil cosas distintas, ganándose las miradas confusas de sus compañeros, quienes todavía estaban ocupados con los preparativos.

—Oye, mi móvil... —suspiró—. Como sea.

La facultad estaba empezando a llenarse de gente. Al recuperar su móvil, Cyno se dirigió directamente al baño, pidiéndole a Collei que por favor se hiciese cargo de sus trabajos mientras no estaba.

Al llegar al baño, se encerró y se puso en cuclillas, cubriéndose la cabeza con los brazos. No se sentía del todo bien, y no sabía si podría aguantar toda la mañana allí. Tantas horas teniendo que aguantar a tantas personas era desagradable.

Le hacía ilusión que sus trabajos fuesen vistos. Sin embargo, la gente solía acercarse para entablar conversaciones con los alumnos, cosa que a Cyno no le gustaba.

Sabía que las cosas no eran igual que cuando era niño. Los adultos no se iban a reír de él. Los niños solían admirarlo. Y los adolescentes simplemente no le importaban.

Pero algo en el fondo de su corazón, donde la parte más irracional de su ser se encontraba, le decía que no era tan afortunado. Que tal vez, tarde o temprano, todo volvería a ser como antes.

La pantalla de su móvil se iluminó. Era un mensaje de Dehya.

Dedehya
Cyno, ¿dónde estás?
Tu hermana te está buscando

Cyno
Pajeándome
Dile que cuando termine vuelvo a mi lugar 🥳

Dedehya
¿De nuevo en el baño?
Cyno, si algo te agobia, simplemente dilo
No te fuerces a hacer algo que no quieres

El verde de mi primavera ♡ CynonariDär berättelser lever. Upptäck nu