capítulo veintitrés

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—¿Entonces es tu exnovia? Pero, ¿tú no eras gay? —algo en su mente no era capaz de encontrar los nexos lógicos en la información que estaba recibiendo. Su hija le había dicho una cosa antes de comenzar la conversación, pero ahora descubría esto.

—Sí, lo es. Nuestra relación fue... complicada. Y me dejó al descubrir que tenía más pluma que un pavo real.

—Oye, tampoco exageres. Que solo tengo un poquito.

—Un poquito, dice —se burló Collei de él—. Si tan solo todos escucharan la cantidad de cosas que me cuentas.

—Las cosas que te cuento son privadas. Ni se te ocurra revelar mis secretos —Cyno la señaló con el dedo índice, sacándole una carcajada.

—No te preocupes, que no me voy a chivar.

—Yo lo haré. En algún momento, lo haré. Confía en mí —habló la pelirroja, quien estaba sentada a su lado. Él se giró para poder golpear su cabeza de forma amistosa, empezando así una pelea de pellizcos que no se detuvo hasta que el camarero llegó para servir la comida de Tighnari y Collei.

Fue entonces cuando Cyno notó que estaba haciendo el ridículo delante de la persona que le gustaba. Sin embargo, la sonrisa en el rostro de Tighnari le hizo comprender que a pesar de ser un estúpido, era entretenido de ver.

—Cyno, ¿quieres el pimiento? Que a mí no me gusta —el joven aceptó la comida que su mejor amiga le extendió.

—Yo como lo que sea. Necesito saciar mi hambre de alguna forma.

—Pero si hace un rato que te has comido una napolitana —comentó Tighnari.

—A eso debes acostumbrarte. Es como un perro, se come todo lo que ve pero después sigue teniendo hambre. Aunque luego acaba con dolores de barriga —le dijo su hermana, quien había convivido lo suficiente con Cyno como para comprender (en la medida de lo posible) cómo era con la comida.

—Es verdad. La última vez... —al ver a sus amigos comiendo, decidió tragarse sus palabras. No podía decir tal guarrada: él no era Aether—. Olvidadlo, es de mala educación hablar de estas cosas mientras coméis.

—Seguro que ibas a hablar de tu tránsito intestinal. Eres un guarro, Cyno —Collei entornó sus ojos, aunque no despegó su mirada de la comida—. Al menos tienes autocontrol.

—Efectivamente, aunque es por respeto a tu hermano. Tú me das igual.

"Será gay", pensaron Nilou y su mejor amiga justo en el instante en el que estas palabras fueron dichas. Y como si fueran capaces de comunicarse telepáticamente, ambas intercambiaron miradas cómplices.

—Por cierto, mañana iremos al monte que hay aquí cerca. Aviso para que os vayáis preparando mentalmente, porque os voy a dejar las piernas destrozadas —Cyno frunció el ceño. ¡No tenía ganas de hartarse de andar! Esta solo era una forma de mantenerlo alejado de Tighnari, ¿cómo podría charlar con él en tal situación?—. No pongas esa cara, anda. Lo pasaremos bien. O bueno, al menos tú, que tienes una buena condición física.

—Pero no tengo ganas —se quejó, recostando su cabeza sobre la mesa—. Ay, que me he clavado el tenedor.

Otro camarero de acercó a ellos e interrumpió la conversación, colocando un plato de comida en el sitio más cercano que tenía a su alcance. Este fue pasado rápidamente a Nilou, quien agradeció con dulzura al padre de sus amigos.

—Ay, qué chiquilla más linda os habéis buscado como amiga.

—No como la cosa esa —Collei señaló a Cyno, quien le estaba robando comida (de una forma muy poco disimulada) a la pelirroja.

El verde de mi primavera ♡ CynonariOnde as histórias ganham vida. Descobre agora