kavetham ♡ treinta

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—Kaveh, tú... Me estás agradecido por haberte alejado de tu familia, ¿verdad? —el rubio asintió tímidamente. Permitió que su novio tomase su mano y lo acercase todavía más a él.

Aunque su orgullo le impedía admitirlo, Kaveh no era más que un rubio tonto de dieciocho años que se había aferrado al primer hombre que lo había aceptado. Un hombre siete años mayor que él, un profesor por el que se había sentido realmente atraído. Alguien que no era adecuado para él.

Sin embargo, tras haber pasado toda su infancia rodeado de homofobia y haberse visto forzado a ocultar su realidad, necesitaba respirar. Quería tener su primer amor antes de que su juventud, convertida en arena, se le escapase de entre los dedos. Cualquier hombre le servía, siempre y cuando le hiciera feliz.

—Me has salvado. Después de tanto tiempo escondido, ya no sabía cuánto más sería capaz de aguantar —un destello recorrió su mirada carmesí. Una mirada del color de la sangre, pero que vista de cerca parecía el mismísimo cielo.

—Entonces, ¿por qué no podemos follar? ¿Acaso no confías en mí? —el rostro de Kaveh enrojeció.

—No es eso... Simplemente quiero que sea algo especial —el rostro de su novio pareció ensombrecer. Adquirió un matiz extraño que Kaveh era incapaz de reconocer.

—¿Cómo que “algo especial”? ¿Estás insinuando que no soy lo suficientemente especial como para satisfacer tu deseo?

—¡No! ¡Me estás malinterpretando! —el rubio entró en pánico. ¿Cómo podría arreglar ahora su error? No quería que su novio pensara que no lo quería.

—¿Y qué estoy malinterpretando, exactamente? —el hombre frunció el ceño—. Explícamelo, Kaveh —apretó su mano.

—Y-yo... N-no, no... —Kaveh empezó a temblar. No quería meter la pata ahora. ¿Qué sería de él si ese hombre decidía abandonarlo? No tenía otro sustento. Se quedaría en la calle, sin lugar al que ir—. Puedo intentarlo —murmuró, avergonzado.

Aunque no quería. No quería esas manos acariciando sus piernas. No quería ver esa sonrisa de satisfacción y mucho menos quería ser penetrado. Lo detestaba. Odiaba la forma en la que le hablaba, la forma en la que lo sujetaba mientras lo follaba. ¿Por qué? ¿No se supone que un primer amor debe ser bonito?

¿Por qué era tan desagradable, entonces?

—Ese hombre se está aprovechando de ti. No te ama, Kaveh. En cuanto se canse de ti te va a abandonar y a dejar en la miseria —le había dicho Zhongli, un buen amigo suyo en el que sabía que podía confiar.

Llevaba ya dos años fuera de su país, lejos de su familia. A estas alturas ya se había acostumbrado a su nueva vida, pero seguía sintiéndose infeliz. ¿Realmente era esto lo que quería?

—¿Te crees que no lo sé? Pero, ¿qué más puedo hacer? Estoy arruinado. Está utilizando todos mis ahorros para apostar. No tengo escapatoria. Ni siquiera tengo un lugar al que ir —un hombre alto y pelirrojo, tan llamativo como el fuego mismo, se acercó a ellos y les dejó sus respectivas bebidas. Al ver que planeaba marcharse, Zhongli tomó su mano y sonrió.

—Diluc, ¿podrías hacernos un favor? —el rostro del hombre se puso casi tan rojo como su propio cabello y sus hombros se tensaron—. Cariño, tampoco te pongas así solo porque te esté tocando en público —se rio el hombre—. ¿Puedo robarte un par de minutos?

—Zhongli, estoy trabajando... —suficiente que había dejado su puesto para ir a servirles él mismo.

—Solo va a ser un poquito, venga —Diluc bajó la mirada y tomó asiento en la única silla libre.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now