capítulo treinta y siete

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Tighnari dobló la última camiseta que quedaba y la dejó encima del montón de ropa de su hermana. Ahora debía llevar cada montón a su respectiva habitación antes de ir a limpiar el baño.

Era un sábado como cualquier otro, aunque algo más taciturno que de costumbre. Su padre había regresado a su trabajo hacía unos días, dejándolos solos otra vez. Collei, por otro lado, había decidido pasar el fin de semana junto a su abuelo, el único que les quedaba (y que no parecía muy lejos de su ineludible final).

No iba a negar que le entristecía esta soledad. Estos últimos días habían sido algo duros para él, especialmente porque la actitud de Cyno había cambiado de la noche a la mañana.

"Lo siento, pero hoy no podremos salir. Tengo un asunto urgente que atender", decía su último mensaje. Un mensaje con el que rompió la promesa que hicieron un tiempo atrás.

Parece que hoy tendría que ir solo al hospital.

—Tiene que haber pasado algo muy serio. No creo que Cyno rompiera nuestra promesa por gusto —Tighnari dejó la ropa de su hermana encima de su cama. Al estar ahí, no pudo evitar echarle un vistazo a la habitación.

Hacía mucho que no se detenía a observar su hogar. Había sufrido tantos cambios a lo largo de su vida que ya no era el mismo lugar que recordaba.

La habitación de su hermana había dejado de ser un desastre. Ahora existía un orden que transmitía paz. Las ventanas estaban siempre abiertas, permitiendo al aire pasar para ventilar el dormitorio, que solía estar cerrado para evitar accidentes (pues su perro no era un santo, precisamente). Los muebles ya no eran de colorines, sino de colores planos y mucho más grandes, aptos para una persona de su tamaño.

El único vestigio de su abandonada infancia era su manta con estampado de abejas. Era un regalo que su madre le había hecho en su tercer cumpleaños por haberse comportado como una niña buena.

Su madre... Hoy era su cumpleaños, y Tighnari había querido darle una sorpresa. Cyno le había ayudado mucho con el regalo, ¡incluso había hecho todo lo posible para aprender a tejer! Pero de repente, le había dicho que no podría estar presente. Y se negaba a darle el regalo a la mujer si él no estaba delante.

¿Estaba enfadado? Puede. No era suficiente con esa enigmática actitud, sino que también tenía que destrozar este día. Con la ilusión que le hacía ver qué cara pondría su madre al ver el regalo que ambos habían preparado para ella...

Cyno <3
Oye, Tighnari
Te lo estoy diciendo en serio
Ven a por el regalo y dáselo a tu madre
No sabes cuándo va a ser tu última oportunidad
Y no quiero arruinarte este día solo porque me ha surgido un imprevisto
Ya sabes que te aprecio
No quiero que lo pases mal por mi culpa

Tighnari leyó los mensajes varias veces. Intentó escribir su respuesta, quiso decirle que quería dárselo cuando él estuviera presente, pero algo le impidió decirlo. ¿La vergüenza, tal vez? ¿El miedo a pensar que Cyno consideraría estúpida su voluntad?

A saber. No tenía ganas de pensar en esas cosas ahora.

La respuesta deseada jamás fue enviada, dejando a uno con una molestia en el pecho y al otro con una desagradable inquietud. Ninguno estaba siendo sincero.

Cyno deseaba pasar este día con Tighnari. Y Tighnari estaba deseando presentarse en la puerta de su casa para arrastrar a Cyno hasta el hospital.

Sin embargo, ambos fueron unos cobardes.

—Feliz cumpleaños, mamá.

—¿Ha pasado algo, amor? Tienes voz de ultratumba... —la mujer se sintió horrorizada. Nunca había visto a su hijo con esa expresión.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now