capítulo cuarenta y seis

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Tighnari se arrodilló en el suelo y dobló la manta sobre la que había estado sentado. Cyno se encontraba a su lado, revisando su mochila para asegurarse de que no faltaba nada.

—¿Quieres pasar esta noche en mi casa? —le preguntó Cyno.

—Sí —respondió su pareja mientras le entregaba la manta—. Por cierto...

—¿Sí? —sus manos rozaron durante el intercambio. Tighnari respiró profundamente antes de hablar.

—Muchas gracias.

—¿Por qué? —Cyno ladeó su cabeza y guardó la manta con cuidado. No quería echar a perder el trabajo de Tighnari.

—Ah, pues no sé exactamente por qué... Simplemente quería decirlo —mintió.

Tighnari sabía por qué le estaba agradeciendo, pero le daba vergüenza decirlo en voz alta. Le agradecía por haberle dado una oportunidad, por haber sido su amigo, su mejor amigo. Por haberlo apoyado en los malos momentos.

Por quererlo a pesar de no ser suficiente.

Cyno besó sus labios con dulzura. Las mejillas de Tighnari ardieron: —¿Y eso a qué viene?

—Simplemente quería hacerlo.

Ambos se pusieron de pie y salieron del invernadero. Habían pasado cerca de dos horas desde la confesión, y aunque pudiera parecer una estupidez, ahora estaban intentando acostumbrarse a estar juntos.

Habían tenido parejas antes, sí. Sin embargo, en esta ocasión era distinto y ellos lo sabían.

—¡Nari, Nari! ¡Cyno! ¿Dónde estabais metidos? ¡Os habéis perdido la actuación! —Collei se acercó corriendo a su hermano y apoyó una mano en su hombro.

—¿Dónde están tus mangas? ¿Y la capa? —le preguntó su hermano mayor, intentando desviar la conversación de Cyno y él.

—Razor las lleva en su mochila. ¡Estaba pasando mucho calor! —respondió ella—. ¡Bueno, que no me cambies el tema! ¿Dónde estabais metidos?

—Tu hermano estaba agobiado por el ruido y nos fuimos al invernadero que hay aquí cerca —intervino Cyno. Comprendía que a Tighnari le diese vergüenza decirlo porque, de hecho, a él también le resultaba difícil hacerlo.

—Oh, comprendo... ¿Te encuentras mejor, Nari?

—Sí, sí, no te preocupes —«Ellos no sabrán que estamos juntos si no se lo decimos. Con tan solo saber que estuvimos allí, ellos no serán capaces de saberlo», Tighnari intentó relajarse. No quería dar la noticia todavía—. Por cierto, esta noche me quedaré en casa de Cyno. Si necesitas cualquier cosa, llámame.

—¿Os vais ya?

Cyno asintió: —Si vas a quedarte más tiempo, ten mucho cuidado, por favor. Ya es tarde.

—No te preocupes, la madre de Razor se ofreció a llevarnos de vuelta. Además, no nos vamos a separar para nada —Tighnari besó su frente.

—Llámame cuando estés en casa.

—¡Sí, sí! Y tú pásalo bien con Cyno —el joven sintió el corazón golpeando su pecho.

—¿Cuándo no lo paso bien con él? —bromeó.

Tras despedirse de Collei y de sus amigos, quienes habían permanecido tras ella todo el tiempo, Cyno y Tighnari se fueron rápidamente del Festival Utsava. Lo único que querían ahora era algo de privacidad, y solo podrían tenerla cuando finalmente se encontraran en casa del peliblanco.

Por el camino se encontraron con Kaveh y Alhaitham, quienes estaban a punto de subirse al coche para regresar a casa. Tighnari se detuvo para hablar con ellos, pero los cuatro se dieron cuenta rápidamente de la situación en la que cada pareja se encontraba, así que se despidieron y prometieron quedar un día para hablar más tranquilos.

El verde de mi primavera ♡ CynonariOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz