capítulo treinta y uno

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—¡No puede ser! ¿Cómo es que soy el único que no ha conseguido nada? —se quejó Kaveh al ver que absolutamente todos habían conseguido pescar, como mínimo, un pez. Sin embargo, su cubo llevaba vacío más de media hora.

—Eso es porque eres muy impaciente —Tighnari dejó la caña que había estado utilizando y se puso de pie—. Ya mismo va a ser la hora de almorzar. Voy a ir preparando las cosas.

—Voy a ayudarte —se apresuró a decir Cyno. Como no quería que nadie más se ofreciera, había estado atento a todas las palabras de Tighnari—. No tengo ganas de seguir pescando—añadió.

Al ver a ambos marcharse, Alhaitham soltó su caña y se acercó a su novio, sentándose justo tras él.

—Era más fácil en Animal Crossing. Aquí es una mierda —seguía quejándose. Alhaitham dejó escapar un suspiro y lo abrazó, dejando sus piernas a cada lado del cuerpo del rubio.

—Amor, deberías dejarlo ya —apoyó su barbilla en el hombro ajeno—. En cuanto almorcemos vamos a devolver los peces al río. Así que no te agobies tanto por una tontería.

—Pero es que me hacía ilusión —el rubio bajó su cabeza y se quedó mirando el suelo. Su novio se acercó todavía más a él y le besó el cuello.

—En otra ocasión será.

Aquella esfera enorme denominada “sol”, que solía danzar en el cielo, se ocultaba tímidamente tras sus súbditas, las nubes. No era un día especialmente cálido, aunque tampoco era frío. Hacía el tiempo perfecto para pasar todo el día fuera.

Alhaitham contempló el cielo en silencio antes de darse cuenta de la forma en la que podía aprovechar ese pequeño momento de soledad con su novio. No lo pensó mucho antes de introducir su mano derecha bajo la camisa de Kaveh y juguetear un poco con él. El rubio se recostó sobre él, dejando escapar pequeños jadeos.

—Nari y Cyno no van a tardar mucho en regresar, Thamtham... —le recordó el rubio.

—Lo sé. Pero no pasa nada, no voy a hacer más que esto —Alhaitham pellizcó su pezón, haciéndolo gemir.

—Alhaitham... —murmuró. Sentía su rostro arder más que de costumbre—. Oye, espera un segundo —el rubio sujetó sus manos, obligándolo a detenerse—. Sé que no es el momento, pero... Necesito saber qué cosas te conté ayer por la noche. No lo recuerdo bien.

—Tú... —Alhaitham entornó sus ojos—. Me dijiste que tus padres habían vuelto a escribirte. Pero lloraste tanto que no pudiste darme muchos detalles.

—Ah, así que fue eso.

—Lo siento. Sé que no querías contármelo, pero no puedes ocultarme estas cosas, Kaveh. No te detuve porque si tienes algún problema, necesito saberlo —Kaveh asintió con su cabeza, muy lentamente.

Comprendía el razonamiento de su novio, y sabía mejor que nadie que no debía ocultarle sus problemas. Sin embargo, todavía le avergonzaba. Se sentía ridículo al pensar que sus padres todavía podían utilizarlo como si fuera un triste títere sin vida.

—Me da vergüenza. No quiero que me veas como un inútil —confesó. Alhaitham se deshizo de su agarre para poder abrazarlo en condiciones.

—No tienes que preocuparte por eso. Comprendo tu situación, y me preocupa —Kaveh cerró sus ojos y permitió que su novio lo acariciara.

Cuando estaba con él, se sentía amado. Era la única persona con la que había logrado conectar de verdad. A pesar de todas las complicaciones y el odio inicial, ambos habían logrado forjar un hilo más fuerte que cualquier otro.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now