CAPÍTULO 1: Culpable

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Hace unos quince días que tendría que haber muerto, pero en lugar de celebrar que mi corazón sigue latiendo, me siento más desolado y vacío que nunca.

¿La razón? Estaba preparado para mi funeral, no para seguir viviendo.

Me siento atrapado en una pesadilla de la que no puedo despertar, un día que nunca termina. A veces cierro los ojos y consigo dormir. Otras, como un par de bocados y me quedo mirando la pared durante horas, sin darme cuenta... y el resto del tiempo, me limito a llorar. Ojalá siguiera maniatado en un zulo, con una bolsa en la cabeza y los labios sellados con cinta aislante. Ojalá hubiese recibido mi merecido. Quizá así aprendería a no destruir todo lo que me importa, no seguiría haciendo daño a la única persona en este mundo que me ha querido de forma incondicional, pese a todo...

No hay ni un sólo segundo que pueda quitármela de la cabeza. No se lo pensó dos veces antes de arriesgar su vida por salvarme. Y yo le respondí gritándole que debía alejarse de mí... ¿De verdad eso quiero? Mi sentido de la responsabilidad me exige permitirle que busque a alguien que de verdad se merezca su bondad... Mi cabeza me recuerda que se ha enfrentado a un narcotraficante por mi culpa y que nunca debió pasar... Y en mi corazón... en mi pequeño y retorcido corazón, cada uno de mis latidos, suenan uno a uno con su nombre, tambaleando los cimientos de mi vida entera...

No mentía cuando le grité a escasos metros de mi puerta que la quería... ¡Joder, claro que la quiero! Pero conmigo ni siquiera las declaraciones de amor son fáciles...

Soy puro caos, a todos los niveles de mi existencia. Capaz de intoxicar a un instituto entero con humo de colores; plantarme en medio de una clase y subirme a los pupitres para reivindicar cualquier cosa con la que no estoy de acuerdo; y si hace falta, organizar una protesta e improvisar un concierto de rock en las escaleras del instituto, rodeado de antidisturbios...

Ésa fue mi última hazaña y mi última concatenación de cagadas, pues sólo cuatro canciones después de empezar, rompí la guitarra sobre la espalda de un tío y terminé en el hospital. Nada más pillar el alta voluntaria y con una brecha en la cabeza, me fui a casa, creyendo que esa noche sería víctima de un ajuste de cuentas. Y mientras esperaba a mis asesinos, me bebí hasta el agua de los floreros... ¿Consecuencia? No morí, por desgracia. Al día siguiente acudí borracho a clase, vestido con botas de tacón, laca y maquillaje... Taché de vacilona a una chica inocente e insinué delante de todo el mundo que me había acostado con ella... A la misma muchacha que días después pagó un rescate millonario para salvarme la vida... Y a la que grité después, haciendo gala de toda mi estupidez, que se alejara de mí...

Élodie...

Supe que había cubierto el cupo de ser un cabrón hasta final de año. Y cuando esta mañana Jason Cunningham vino a visitarme, me limité a ser correcto pese al resentimiento que siento. Le ordené que no me buscara, al igual que a Élodie, pero ninguno de ellos me hizo caso. Sigo vivo gracias a ellos; pero corren el mismo peligro que yo, y eso me destroza y enfurece... ¿Por qué tenían que arriesgarse por mí? Jason es mi mejor amigo desde hace años. Sabe muy bien a qué mundo pertenezco... y los riesgos que corre al entrometerse...

DESTRUIR & PERDONAR©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora